Cervantes nunca hubiera imaginado que el célebre episodio de Don Quijote de La Mancha en el que el caballero andante luchaba con molinos que confundía con gigantes iba a cambiar de escenario y llegar al espacio. Lo cierto es que una misión denominada ‘Don Quijote’, en la que está involucrado el astronauta español Pedro Duque, tratará de impedir que un asteroide llamado Apophis impacte con la Tierra. Este asteroide es uno del centenar de rocas espaciales consideradas por la NASA como potencialmente peligrosas Para ello, dos naves, con los nombres de Hidalgo y Sancho seránenviadas contra el asteroide con el objetivo de desviar su trayectoria y evitar una posible tragedia.
Hidalgo ‘atacaría’, como si fuera un molino, la superficie de un asteroide de 500 metros de diámetro a una velocidad de 10 kilómetros por segundo, y Sancho permanecería en la órbita registrando todos los detalles y datos de la ‘lucha’. La Misión Don Quijote, en realidad, no está diseñada para desviar Apophis en su rumbo peligroso, «es una misión de demostración tecnológica», que sería el paso previo a cualquier misión para desviar un asteriode realmente peligroso », explica Juan Antonio González, responsable de la Misión Don Quijote en la que trabaja la empresa española Deimos Space, una de las que optan a la concesión del proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA), que se fallará dentro de un año. El objetivo de la Misión Don Quijote es por lo tanto demostrar que tecnológicamente es posible desviar un asteroide, que se puede impactar contra él a alta velocidad y medir el cambio en la trayectoria. A estas alturas los científicos tienen la certeza absoluta de que un asteroide, el Apophis, pasará muy cerca de la Tierra en 2029 (a unos 38.000 kilómetros de distancia), lo que podría perjudicar a las telecomunicaciones. Además, años después podría caer en la Tierra causando grandes daños. Lo que desconocen los científicos es cómo va a reaccionar un asteroide ante un impacto de otro vehículo que trate de desviarlo. «Podría ser que se fragmentara en tres cuerpos, que absorbiera toda la energía y no se modificara su trayectoria. Antes de cualquier misión real o de jugarse todas las cartas a una misión de este estilo lo que hay que hacer es comprobar si es posible o no». En este sentido, Juan Antonio González explica que «ahora mismo el riesgo de impacto es uno entre cincuenta mil». Pero lo cierto es que el riesgo no es despreciable y «si el asteroide cae en los océanos, que es lo más probable porque la tierra está cubierta en su mayoría por océanos, daría lugar a un tsunami muy destructivo». Pero también puede impactar en la tierra, donde el efecto es más local, «ya que se destruiría un área de tamaño limitado, aunque grande, como el área de una provincia como la de Madrid, por ejemplo».
En este caso también tendría efectos globales por la gran cantidad de materiales que saldrían despedidos a la atmósfera que daría lugar a un pequeño cambio climático, que no sería permanente. Además, el responsable de la misión asegura que «no es una película, aquí estamos tratando de hacer las cosas de verdad» y critica la escasa veracidad de las películas que se han hecho al respecto porque «no es posible desviar un asteroide lanzando unos misiles desde la tierra unos segundos antes del impacto, ya que no es realista »
‘ORIGEN ‘ITALIANO’. La propuesta de la Misión Don Quijote surgió hace tres años, cuando el científico italiano de la Universidad de Pisa, Andrea Milan, tuvo la idea. Junto a Deimos Space elaboraron más el proyecto y se lo propusieron a la ESA.
El primer estudio se hizo en paralelo con otros seis distintos de otras empresas, pero el de Deimos Space era el único que trataba el tema de desviar un asteroide. «Había otros como visitar un asteroide otros más relacionados con la detección de asteroides con telescopios en órbita», explica Juan Antonio González.
De los seis estudios que se hicieron el que más le gustó a la ESA,que creó un panel de científicos que analizaron los resultados, fue el de Don Quijote. «Dentro de unos meses terminará el estudio y el resultado reflejará la viabilidad técnica, así como el coste asociado de la misión. A partir de ahí la ESA aprobará la misión y seguir adelante con la construcción de los vehículos». La concesión definitiva del proyecto se fallará dentro de un año.
La vida en Marte, un reto pendiente Los últimos descubrimientos científicos aportan cada vez más información para preparar el sueño de viajar a Marte en un vuelo tripulado, posibilidad que se baraja hacia 2025 y que puede resolver muchos interrogantes.
El sueño de que el hombre llegue al Planeta Rojo está cada vez más cerca y son numerosas las misiones no tripuladas dotadas con alta tecnología que aportan datos sobre las condiciones de Marte y que se acercan al gran enigma que fascina a millones de personas: el descubrimiento de otras formasde vida. Precisamente, la pasada semana, la prestigiosa revista Science anunció que el radar Marsis de la nave de la Agencia Espacial Europea Mars Express confirmaba la presencia de grandes cantidades de agua helada en el polo sur de Marte. Algunos científicos apuntan al año 2025 como fecha para enviar la primera misión tripulada a Marte, aunque todavía no hay nada seguro. Tanto la NASA como la ESA están intensificando sus esfuerzos y aumentando sus presupuestos para viajar a Marte. En el caso de la ESA ya hay una nave europea alrededor de Marte que es la Mars Express. Además, como explica Juan Antonio González, de Deimos Space, hay una misión muy interesante llamada Exomars, un robot que se posaría sobre la superficie para investigar la posible vida actual o en el pasado. «España está teniendo un papel importante y estamos participando en el diseño de la misión y que llegue a buen rumbo». La misión hace referencia a la exobiología, la búsqueda de vida fuera de la tierra. «Trata de buscar posibles rastros de vida pasada o presente en la superficie de Marte y sería probablemente el descubrimiento del siglo». Todo indica que por ahora no hay vida, pero aún así no se puede descartar que exista en el interior, no en la superficie pero sí a pocos centímetros o metros en zonas donde hay mayor concentración de agua como cerca de los polos.
Fecha: marzo de 2006. LaTribuna de Ciudad Real
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