Como si de un juego se tratara, solo que de celuloide, cámaras, guiones y claquetas, Sofía Oria Enríquez (Madrid, 2002) se mueve con llamativa soltura por la gran pantalla en su debut cinematográfico. Es la niña que interpreta a la joven Blancanieves, película dirigida por Pablo Berger que puede convertirse en el filme del año 2012 en la gala de los Premios Goya.
Sofía Oria es la revelación de esta versión cañí, surrealista, original y sorprendente del célebre cuento de los hermanos Grimm. Con la misma soltura en la que se mira en el ‘espejito, espejito’, esta joven intérprete de la inocente y pequeña Blancanieves (la mayor es Macarena García) bucea con total naturalidad en un mundo que a priori parece reservado para otros. Ya sabe lo que es rodar a las órdenes de Pablo Berger y Daniel Calparsoro , en Invasor, así como compartir interminables jornadas de rodaje con Maribel Verdú, Ángela Molina, Inma Cuesta o Alberto Ammann. No le cuesta someterse a largas sesiones en los platós ni a la pesadez de repetir una escena tras otra. “Me decían que no hacía falta maquillaje”, explica Sofía que también reconoce que la experiencia de rodar películas “es muy cansado, pero divertido”.
La aventura del cine comenzó en su colegio, donde hacía sus pinitos en teatro. Su profesora es amiga del director del filme, Pablo Berger. El resto lo hizo la casualidad. Él buscaba una niña para interpretar a la pequeña Blancanieves que desde hace tiempo se había imaginado en su cabeza; ella le habló de Sofía y las piezas encajaron de manera mágica. Como en el cuento se llegó a un final feliz. Sofía era la Blancanieves que imaginó en su cabeza de un proyecto arriesgado e innovador que durante tantos años Berger llevó de un productor a otro.
Con la misma espontaneidad que firmó sus primeros autógrafos en San Sebastián, donde tuvo lugar la premier del filme en el marco del festival de cine, o se sienta en el regazo de su pérfida madrasta, Maribel Verdú, para responder a los periodistas en una multitudinaria rueda de prensa, Sofía habla de una experiencia única para una niña de su edad sin dejar de poner los pies en la tierra. Acaba de salir de clase (cursa quinto de Primaria), entra en casa y el primero que corre a su encuentro es su perro,Clifford. Entre ellos hay conexión y se nota. Es una apasionada de los animales, especialmente de los caballos. “Mi sueño de toda la vida, desde que tengo cinco años, es montar a caballo”, reconoce con desparpajo la joven intérprete, que todavía no tiene claro si su futuro está en la gran pantalla. Todo a su tiempo.
Su pasión por los animales se desprende al hablar con ella. Si hay algo que le irrita del mundo de los mayores es que hagan sufrir a los animales. Por cierto, que en el rodaje de Blancanieves también tuvo la oportunidad de contar con un compañero de reparto especial, un gallo de nombre tan castizo comoPepe, “y que en la vida real se llama Lito”, aclara.
A sus diez años, Sofía es una niña que esconde un potencial artístico enorme y que de momento se toma la interpretación como un juego. Sabe que no necesita ponerse delante del espejo, ése es sólo para la reina envidiosa y altanera del famoso cuento que no soporta que exista en el reino alguien más bella que ella.
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