sábado, 28 de noviembre de 2009

¡Pim,pam,pum!

Entre tanto cenagal mediático y esa marea de intereses que marcan la actualidad, con Estatut de Cataluña o sin él, la mafia se ha colado de lleno en la vida municipal, abriéndose paso entre la corrupción y la España negra. Ha entrado de rondón, sin llamar a la puerta, sin invitación y ni siquiera un S.R.C. (Se Ruega Confirmación). La mafia, esa palabra que no se puede decir en voz alta en Sicilia porque corres el riesgo de que te despiertes con una cabeza de caballo como compañera de cama, es la que decide ahora las recalificaciones de suelo. Al menos en Polop, todo parece indicar que esa fue la razón por la que el anterior alcalde fue cosido a tiros por unos sicarios sin alma. Todo se gestó, según la investigación, en un bar de lumis -todas de importación, supongo-, donde políticos y pistoleros, además de intercambios carnales con las chicas decidían el futuro en la Alcaldía de Polop. ¡Pim. Pam, pum!... y alcalde al hoyo. De paso unas copitas entre el terciopelo del puticlub, unos magreos, unos polvos y pasta, siempre la pasta. El sucesor del alcalde ajusticiado ya está entre barrotes por su presunta implicación en la trama criminal. Lo triste es que fue un asesinato absurdo porque esa recalificación no se pudo llevar a cabo por la crisis. Claro que si se trata de gatillo fácil lo de Fago no le va a la zaga a Polop. Aunque lo de este pueblo está más cercano a Puerto Hurraco que a los métodos de la Camorra. Un salvador universal contra el mundo, escopeta en mano le descerrajó varios tiros al alcalde de Fago, Miguel Grima. El juicio contra el presunto asesino, Santiago Mainar, ya ha quedado visto para sentencia y como era de esperar el hombre negó su autoría y se erigió en un héroe contra las injusticias de un alcalde tocapelotas. “Prefiero ser acusado de matar a un tirano que ampararlo”, dijo ante el juez. Como si las cosas no se pudieran arreglar en las urnas cada cuatro años… Lo malo para Mainar es que es la Audiencia Provincial de Huesca la que tiene que dictar sentencia y no el jurado televisivo de Tú si que vales. Lo que apesta, mafias e iluminados incluidos, es que la corrupción municipal ya tiene un asiento reservado en horario de máxima audiencia. Ahora es Julián Muñoz, otro día será Roca, mañana el alcalde de El Ejido y pasado el de Andratx. Todos dirán que son inocentes, no devolverán ni un solo euro y se lo llevarán muerto por las exclusivas. ¿Apuestan conmigo?

domingo, 22 de noviembre de 2009

Chismorreo en I+D+i

Han pasado siglos y siglos, pero como si nada. Nos creemos el ombligo del universo y así nos va. De bronca en bronca y tiro porque me toca. Todo vale para armarla y cargarse de razones que justifican todo. El director Alejandro Amenábar ha reflejado muy bien la patética soberbia humana en la película Ágora. Mientras los hombres se despedazan en Alejandría el zoom de la cámara traspasa las capas de la estratosfera y recorre miles de kilómetros. ¡Qué ínfimo es el planeta Tierra dentro del Universo! Esta reflexión viene a cuento de la monumental bronca que tuvieron en el Congreso de los Diputados el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el diputado del PP Carlos Floriano. Aunque aquí la repercusión mediática de la agarrada ha sido enorme, para los astronautas de la Estación Espacial Internacional no habrá llegado a tener la categoría ni de chismorreo. Al fin y al cabo, ellos son una especie de Gran Hermano desde su posición de vigías en los confines del universo y tendrán que esclarecer prioridades entre tanta escaramuza terrícola. Vamos, que les sonará a chiste que el ministro le dijera al diputado eso de “veo todo lo que haces y dices”. ¿De verdad hay alguien en este país que se lleve las manos a la cabeza porque exista un sistema de escuchas del que no se escapan ni las conversaciones de enamorados adolescentes? El llamado Sitel existe porque en esta sociedad estamos dispuestos a sacrificar libertad a cambio de seguridad, ni más ni menos. Aquí se han grabado las conversaciones telefónicas de todo quisqui, pero no sólo ahora, sino desde hace tiempo. Hace años comenzaron a circular por las redacciones de los medios de comunicación cintas grabadas con conversaciones telefónicas del famosete de turno, empresarios infieles o príncipes enamorados. Y se pagaban grandes sumas de dinero por estas cintas, muchas de las cuales se guardaron en cajones a cambio de favores. Si eso sucedía, me puedo imaginar lo que la tecnología de hoy en día permite. El Sitel es la versión digital de la telefonista de toda la vida, la aplicación del I+D+i al chismorreo. A esas telefonistas de pueblo no se les escapaba el embarazo inoportuno de la hija del terrateniente o el amor a escondidas de la viuda del médico… todo pasaba por las clavijas y, si querían, por los auriculares. El Sitel es como esto. Lo malo es que te pillen. Pero escuchar, se escucha. Y espiar, se espía

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ideales


Después de años creyendo que se puede interpretar el mundo a través de un reportaje y huir de los mares cenagosos he decidido resignarme. La reciente guerra por los derechos televisivos del fútbol y la televisión de pago han puesto patas arriba los cimientos de los grandes medios de comunicación. Será porque el mando a distancia sólo marca la cuenta de resultados. Los empresarios de comunicación, lleven tirantes, chaqueta de pana o gafas de intelectual no entienden de ideales, pero sí de negocio. Prefieren el neorrealismo televisivo del que presume Jorge Javier Vázquez con toda su mala baba para justificar la dosis diaria de telebasura a los documentales de La 2. El negocio de la tele, al fin y al cabo, ha archivado los estatutos de redacción, libros de estilo y todas esas herramientas de buenas maneras de las que viven los teóricos de la profesión. En su lugar, de lo que se trata es de rentabilizar la inmediatez. Ahora, el negocio es llevar los partidos de futbol hasta tu teléfono móvil hasta el punto de que el enredo de la televisión de pago ha sido capaz de crear alianzas imposibles o editoriales inimaginables por encima de ideales. “La fábrica funciona mejor que nunca”, acaba de decir Jaume Roures, el jefazo de Mediapro, la empresa que tiene los derechos del fútbol y que espera facturar 200 millones de euros más que el año pasado. Ya no enamora Jean Seberg repartiendo periódicos en los Campos Elíseos; sino el pay per view. Ahora que celebramos el vigésimo aniversario del fin del muro de Berlín, ese obstáculo hecho de hormigón, alambres, puños y sufrimiento, recuerdo las imágenes que vi por televisión aquel noviembre de hace veinte años. Ahí no había negocio, sino ilusión por acabar con un muro vergonzoso en el que muchas personas dejaron su vida mientras otras miles soñaban a diario con otra existencia más allá de aquellos ladrillos. Pero ahora es como si eso no fuera más que un recuerdo vago. El neorrealismo televisivo que proclama el presentador de Sálvame, tan hipócrita como den de sí las vísceras de sus invitados, es lo que se lleva. Así que no me queda más remedio que revisitar la nouvelle vague. En sus películas encuentro más lugares comunes con ese maldito muro que en ese neorrealismo rosa de postín. Veo Al final de la escapada, de Godard, y siento tanta emoción como los alemanes que derribaron el muro para chocar con la libertad.

domingo, 8 de noviembre de 2009

'Metisaca'

Nos hemos plantado en noviembre sin que octubre fuera octubre. Es como si el escenario de cartón-piedra de una producción cinematográfica se hubiera apoderado del otoño y la película de esta estación fuera otra. Al menos, ya se empiezan a ver las bufandas y los abrigos, signos inequívocos de que el frío ha llegado. En las cocinas, el agua de los pucheros hierve para que entremos en calor, aunque a menos que el invierno azote con toda su crudeza, habrá que dejar el cocido y seguir con el gazpacho. Noviembre ha sido un mes de sol, manga corta y de heladería, pero también un mes de despiste, de acoso y derribo. Aunque los expertos reiteran que los cambios en el clima hay que analizarlos en grandes periodos lo que es un hecho es que algo es distinto. ¿Adónde se fue el otoño? Algunos piensan que una de las ventajas del cambio climático es que se puede estar tomando el aperitivo en una terraza en pleno invierno o que puedes recibir a los camellos de los Reyes Magos mientras te das un baño en Benidorm. Pero a uno estas cosas no le convencen, tal vez porque soy reacio a los cambios, incluido el climático. Seguro que si el clima fuera un banco, los más poderosos ya habrían ido en su ayuda para inyectarle dólares. Pero no es así. Muchas palabras y pocos hechos. Las cosas tienen que suceder en sus coordenadas de espacio y tiempo, tanto como las setas son al otoño y el melón al verano. Fuera de eso me descoloca mucho que pase el otoño y lo reciba en bermudas. Pero ahora la confusión es lo habitual. Se ve normal estar con jersey en casa en verano, con el aire acondicionado a tope, mientras que la calefacción en invierno nos obliga a recibir a las visitas en gayumbos. El cacao mental que tenemos es tal que hasta el PP, a cuenta de las luchas entre Aguirre y Gallardón, montó su Belén en octubre. Supongo que será por eso que dijo Ricardo Costa, Ric para los amigos, de que en el PP nunca se acaba la fiesta. Así que no nos extrañemos si en enero los populares sacan a la gaviota en procesión. Todas estas cosas me pillan con el pie cambiado, así que creo que no me quedará más solución que hacer como los toreros. Le hice un metisaca en toda regla a octubre, para salir airoso ante el respetable, y a esperar a que noviembre se comporte tal y como se espera.

domingo, 1 de noviembre de 2009

El botón

Menudo disgusto que acaba de dar el bueno de Antonio Alcántara a los políticos españoles. El pasado jueves, en el capítulo de Cuéntame cómo pasó, ese alter ego de la clase media española en la Transición, que interpreta Imanol Arias, destapó las vergüenzas de la clase política patria. La actual generación de políticos, salvo excepciones, parece que sólo se debate entre el coche oficial, la tentación de meter la mano en la caja y las lealtades ciegas para ganarse el puesto. Tal vez, la sombra de la corrupción que se extiende en ayuntamientos, diputaciones y partidos no es más que un síntoma de la condición humana, de la que no escapa ni el protagonista de Cuéntame. Antonio Alcántara recibió una soberana cura de humildad cuando recién nombrado abre un periódico y lee: “La crisis del olivar en manos de un ordenanza”. En la serie, su aportación económica a la UCD le ha salido rentable. Aunque no es diputado la recompensa es la dirección general de Agricultura, ministerio por el que ya pasó en sus años mozos como ordenanza. Pero el pasado siempre vuelve y le pone en su sitio porque lo de Alcántara son las tintas y el papel de su imprenta y no las aceitunas. Igual que sucede ahora, Alcántara pudo comprobar cómo los enemigos internos son más peligrosos que los adversarios políticos. Ignoro si Alcántara será presa del desencanto y tirará la toalla o si la cara amarga de la política le habrá hecho más fuerte para sobrevivir en la jungla. Quienes ya se han distanciado de la política son cuatro ex ministros de Zapatero que se han bajado del escaño en el Congreso de los Diputados. El último ha sido el ex ministro de Sanidad, Bernat Soria, que ha seguido el camino de Jordi Sevilla, Pedro Solbes y César Antonio Molina. Imagino que debe ser duro pasar de la frenética actividad de una cartera ministerial a la vida contemplativa de diputado raso. Ser la voz de su amo y apretar el botón es una actividad decorada con trabajo en comisiones, buen sueldo y mejores cuchipandas. Al menos, como acaba de reconocer el ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, tras dejar el escaño y reincorporarse a su cátedra universitaria y sus libros, “apretar el botón no es el último fin de mi vida, un botón que además no siempre funciona”. Lo malo es que para muchos, la política es el medio para su fin.