viernes, 28 de junio de 2013

Un antes y un después para Bárcenas





Cuántas veces se habrá escrito eso de que una imagen vale más que mil palabras. Y la  imagen en los juzgados es la que vale su peso en oro en tiempos de (presunta) corrupción. No está el personaje en la foto, pero es el protagonista. Será que cada comparecencia ante un juez del presunto de turno, por un caso u otro, erosiona la salud democrática al tiempo que enciende más los ánimos de la calle. En esta ocasión, tras una decena de declaraciones ante el juez, el protagonista es Luis Bárcenas, extesorero del PP.

El lugar, poco antes de las diez de la mañana es la Audiencia Nacional, en la madrileña calle Prim, donde Bárcenas llega en su coche. Ya a última hora de la tarde, dentro de un furgón de la Guardia Civil el extesorero del PP viaja a la cárcel de Soto del Real. La vistilla ante el juez Pablo Ruz empieza con expectación y acaba con sorpresa. Ni él se lo esperaba tras nueve comparecencias judiciales para hablar de sus famosos papeles, caligrafías, cuentas millonarias en Suiza, gürteles y la sombra de la financiación del PP.

La nueva cita de Bárcenas ante el juez Ruz está señalada en rojo en todas las agendas y previsiones de lo medios informativos. Dentro de la Audiencia se habla de compraventa de cuadros y el tejemaneje de mucho dinero que no se sabe si tiene más de Bárcenas o de Gürtel, pero pastizal al fin y al cabo. El juez decide y la acusación particular aprieta las tuercas. Los indicios convencen y la Fiscalía Anticorrupción asiente. Bárcenas declara durante dos horas y aguarda otras siete la decisión del juez. Contaba con dormir en su casa, pero por ahora lo hará en la cárcel. Ya veremos si permanece allí hasta que se celebre el juicio o si sale antes. El juez desmonta en un auto de 24 páginas las explicaciones de Bárcenas. Estima que hay riesgo de fuga después de que Suiza haya informado de que ha estado llevando fondos a Estados Unidos y Uruguay desde sus cuentas bloqueadas. Resultado: prisión incondicional y sin fianza.

Volvamos al inicio del día D. El extesorero popular lleva semanas preparando el desembarco y filtrando mensajes que pueden provocar una tormenta de efectos imprevisibles en Génova. Su llegada a la Audiencia es un visto y no visto. No se entretiene ni en hacer peinetas. Los reporteros gráficos y las cámaras de televisión sólo disponen de 5 segundos para captar al hombre que conoce al dedillo las finanzas del PP. Está contra la pared. Todo el mundo espera y no sólo hay prensa. Unos tiene un instante para hacer disparar sus cámaras, otros abuchean. Gritos de “Ladrón, golfo”, es lo último que escucha Bárcenas en los escasos metros que separan la puerta de su vehículo de la de la Audiencia Nacional. Los preferentistas de Bankia, los yayoflautas, le han preparado un áspero recibimiento y abuchean al ex tesorero de Génova. Es el juicio de la calle. Aguantan el calor, en un día muy largo, como también lo hacen los periodistas y reporteros gráficos que hacen guardia.

Algunos apuntaban los días antes que iba a tirar de la manta, pero pocos vislumbraban que daría con sus huesos en la cárcel. Hace una semana salía de la prisión de Soto del Real Miguel Blesa, expresidente de Bankia, y este jueves entra Luis Bárcenas. Es la paradoja de la vida y la noticia bomba del día. Había un antes del extesorero del PP y tras la encarcelación habrá un después. Tal vez por eso muchos se preguntan ahora: ¿Qué estrategia seguirá el PP en los próximos días? ¿Afectará el incendio a Génova? ¿Y a La Moncloa?

martes, 25 de junio de 2013

El 'fair play' de Rajoy y Rubalcaba para tiempos revueltos

Foto: http://www.lamoncloa.gob.es

 Algo es algo. No ha sido unánime, pero al menos los dos principales partidos han sido capaces de llegar a un primer pacto en esta legislatura e implicar a CiU, PNV y UPyD. Y eso que después de tanta bronca suena hasta raro escuchar en el Congreso de los Diputados a Mariano Rajoy y a Alfredo Pérez Rubalcaba defender lo mismo sin tirarse los trastos ni alimentar la bronca. Puede que se trate de un matrimonio de conveniencia entre Rajoy y Rubalcaba. De hecho lo es. Por eso esta unión transitoria, con fecha de caducidad, se hace en régimen de separación de bienes con cláusula de minipacto y el beneplácito a última hora de otros tres miembros de la familia política.


Si en febrero Rubalcaba pedía en sede parlamentaria la dimisión de Rajoy (en un evocador "váyase señor Rajoy" con reminiscencias aznaristas), ahora el líder socialista es capaz de imponer su voz de mando entre sus correligionarios para llegar a un acuerdo con el Gobierno para este pacto europeo. Y eso que hay socialistas críticos que no quieren saber nada de acuerdos con la derecha... Aunque al final se impuso la disciplina de partido este episodio no oculta que en el  PSOE hay una ola creciente de movimientos para buscar sucesor a Rubalcaba. Va a dar mucho de sí. Ya hay quinielas en marcha con nombres en juego como los de Eduardo Madina o Patxi López.


¿Y los sindicatos? Si la semana pasada era Rubalcaba el que se sentaba con Rajoy en La Moncloa, este lunes fueron Cándido Méndez (UGT), Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Julio Salazar (USO) los que  acudieron a la llamada del presidente del Gobierno para hablar del pacto europeo. Cierto que los sindicatos no esperan mucho del Consejo Europeo y vaticinan que se quedará en un acuerdo "de mínimos", entre otras cosas porque dicen que las elecciones alemanas van "a pesar como una losa". Al menos, este tipo de cumbres sociales entre el Gobierno y sindicatos constituyen un síntoma de normalidad (es la cuarta vez que los sindicatos se reúnen con Rajoy). Claro que tampoco conviene olvidar que los sindicatos montaron dos huelgas generales a Rajoy en poco menos de dos años...


Sea como sea, muchos nos frotamos los ojos ante este fair play, ya que desde hace tiempo reclamamos a  nuestros dirigentes que sean capaces de ponerse de acuerdo en algo para salir de la crisis y crear empleo. Este minipacto para que España presente una postura común en el Consejo Europeo es un primer paso. Loable, necesario y más que un acto de fe, pero tiene un recorrido limitado. ¿Se quedará en algo aislado? ¿Tendrá continuidad?


Si se mira al futuro hay quien desea que el matrimonio de conveniencia de esa extraña pareja dure más que la noche de bodas. Sobre la mesa hay asuntos y reformas pendientes. Hay voces que incluso piden una revisión de los Pactos de la Moncloa para que se cambie el modelo autonómico, tal y como como lo conocemos desde la Transición. El diseño del Estado actual -con muchas cosas positivas- viene de aquel café para todos que se pactó en su momento y el resultado es que hay que aligerar el peso. Hay 17 autonomías que han crecido a imagen y semejanza del Estado central. Es decir, con gastos insostenibles, déficits inasumibles y una deuda que hipoteca el futuro. Existen chiringuitos de todas las clases y colores, hay enchufados políticos a diestro y siniestro... En definitiva, un monstruo burocrático y administrativo que hay que cambiar. La cuestión es cómo.


La propuesta de la reforma de la Administración que ha presentado el Ejecutivo de Rajoy avanza en esta línea y busca una reducción del gasto en 37.000 millones de euros. Pero habrá que ver en qué queda.Todos están de acuerdo en aspectos tan evidentes como reducir el gasto, acabar con las duplicidades y ser más eficientes, pero las comunidades no están dispuestas a ceder sus competencias autonómicas. Ni siquiera se plantean eliminar a sus hombres del tiempo, sus defensores del pueblo ni sus Cámaras de Cuentas... Sobre el papel, es una propuesta interesante pero para ser efectiva necesita un gran pacto de Estado, incluso podría requerir una reforma constitucional.Ya veremos en qué queda tras el trámite parlamentario.


Así que a la espera de esa gran revolución, por ahora lo que tenemos es un pacto europeo que se aprobó este martes en el Congreso de los Diputados. Al final fue más que una cosa de dos; fue un asunto de familia. La adhesión de CiU, PNV y UPyD es importante, no solo un  maquillaje. De este modo, España defenderá en la Cumbre de la UE del jueves y viernes en Bruselas que las políticas de austeridad y las de crecimiento sean compatibles. En la maleta de Rajoy hay asuntos como el fomento del empleo juvenil, aumentar los fondos para las pymes o avanzar hacia la unión bancaria. Es más que nunca una cuestión de Estado... Con permiso de Merkel,offensichtlich (obviamente).

sábado, 22 de junio de 2013

Cuando dicen que el perro es el mejor amigo del hombre es por algo

Foto: Casa S.M. El Rey / Borja Fotógrafos

Los perros siempre me gustaron, aunque el mundo perruno no tanto. Puede resultar una afirmación contradictoria, pero se puede explicar. Quiero decir que en mi casa siempre ha habido perros. Eran como uno más de la familia. Los adoré y cuidé a todos. Los hubo de todo tipo. De raza, sin ella, adoptados y hasta un cachorro de nosequé salvado de una muerte segura cuando deambulaba hambriento por una carretera. No piensen que mi casa era un refugio canino. Simplemente cuando moría uno, para enorme disgusto familiar, no tardaba en aparecer otro can para alegrarnos la vida. De todos ellos me acuerdo. Nunca olvidaré sus nombres ni las vivencias y satisfacciones que me proporcionaron. 

En cuanto al mundo perruno, me refiero a ése que se practica en parques, jardines y descampados en el que todo gira alrededor del mejor amigo del hombre en plan de sentimiento colectivo de grupo. Me parece muy respetable, por supuesto. Es una manera de socializarse, aunque admito que en mi caso me resulta tan cansino poner al perro en el centro del universo. Es como, por ejemplo, hablar solo de golf, pádel o de las celebrities.


Es probable que sólo los que tienen animales domésticos en su hogar entiendan esa estrecha relación que se crea entre una familia y la mascota que un día entra en casa. Y por esa atracción canina me ha llamado mucho la atención la audiencia real al perro Ajax. El Rey Don Juan Carlos I recibió en La Zarzuela a  este perro de la Guardia Civil con nombre de equipo histórico de fútbol y que muchos podrían comparar por sus hazañas con el famoso Rex o con Rin Tin Tin. Nada más y nada menos que un perro en palacio y con honores.


Estos tres perros que he nombrado tienen varias cosas en común. Una de ellas es que son pastores alemanes y otra, más importante, es que a su nobleza y fidelidad unen la virtud de tener una capacidad extraordinaria para buscar el bien frente a los malos. Cada uno a su manera, claro. Ajax es un heróe cuyo olfato permite detectar artefactos explosivos en la vida real y se juega el pescuezo de verdad. Así lo hizo en Palmanova (Mallorca) en 2009 donde descubrió un artefacto explosivo colocado por ETA en un segundo vehículo, que evitó una tragedia mayor tras la deflagración de una primera bomba. Sin embargo, tanto el perro policía austriaco Rex como el inolvidable Rin Tin Tin (que tiene su huella estampada en el Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard ) son héroes de pantalla, muy bien adiestrados para ponerse delante de la cámara. Y Ajax es un héroe de los de verdad.


Por eso, reconozco que la imagen del Rey acariciando a Ajax, en la primera audiencia real a un perro, me produjo una especial simpatía al tiempo que avivó mis recuerdos hacia los perros con los que he convivido en casa. Fue como un back to the basic. Tal vez fue por su simpleza básica, tan ajena a esta realidad enredada que tanto nos descorazona. La escena fue como un pequeño acelerador de partículas de optimismo ante tanto agujero negro. Y más en estos tiempos donde estamos hartos de tantas noticias negativas por la crisis, las farsas de turno y la corrupción.


Es evidente que ninguno de los perros que han correteado por mi casa han tenido ni de lejos ese instinto del agente canino de la Guardia Civil. Pero al ver a Ajax jugueteando con Don Juan Carlos I me acordé de ellos. Su instinto era distinto. En todo caso, lo sacaban a relucir a la hora de satisfacer su necesidad primaria e interminable de zampar. Recuerdo curiosos episodios como la desaparición de quesos, empanadas y otras delicatessen que alguno de mis fieles  y mimados amigos se tragaron sin rubor,  al menor descuido y poniendo luego mirada de "si no hecho nada". Un visto y no visto, se lo aseguro.


Por eso no puedo evitar pensar qué sucedería si ese artificiero canino de la Benemérita pusiera todo su olfato a prueba de bombas en este barrizal de la actualidad española. ¿Imaginan que este perro inteligente se hubiera escapado por los pasillos y jardines de La Zarzuela? No lo hizo, entre otras cosas porque sabe estar y comportarse. Es cuestión de educación. Pero con su olfato seguro que sería capaz de aclarar el embrollo inaudito de las fincas de la Infanta Cristina mejor que el dicharachero ministro Cristóbal Montoro. Ya puestos, y si me apuran, Ajax podría meter las narices en los sobresueldos del PP, los ERE´s falsos y todas las corruptelas nuestras de cada día. Menos mal que lo suyo son los artefactos explosivos (casi nada). Nobleza obliga y Ajax, a sus trece años, seguro que ya sabe más por viejo que por perro.

martes, 18 de junio de 2013

Aló Obama

Foto:Pete Souza / www.whitehouse.gov

Si hay algo que disgustaría a Obama es que digan que es como Bush. Sin embargo, tras las filtraciones de un exagente a The Guardian y a The Washington Post sobre el masivo espionaje mundial que se lleva a cabo desde la administración norteamericana se pone de manifiesto, por increíble que parezca, que el inquilino de la Casa Blanca y su predecesor tienen cosas en común.

Tanto Obama como Bush, pese a las enormes diferencias ideológicas que separan a un demócrata de un republicano, consideran que debe prevalecer la seguridad de millones de norteamericanos por encima, incluso, de las comunicaciones privadas. Ambos coinciden en que cuando la seguridad es lo que está en juego ante la amenaza del terrorismo hay que sacrificar parte de la libertad. ¿Hay límites? ¿Y si los hay dónde están? Este el debate abierto en Estados Unidos tras conocerse las actividades de la Administración Obama para actuar como un Gran Hermano con el objetivo de garantizar la seguridad nacional, incluso más allá de sus fronteras.


Las actividades de espionaje masivo mundial que reveló un exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional,  Edward Snowden, ponen en negro sobre blanco lo que se sabía: que se espía hasta límites insospechados. Hasta el Obama que aparece en la fotografía de este artículo hablando por teléfono desde su despacho en la Casa Blanca sabe que Gran Hermano, el mito orwelliano, está al otro lado del cable. El problema no es espiar, sino que pillen al espía con todo el equipo. Y algo así ha sucedido después de que el informático Edward Snowden haya puesto en jaque a la Administración Obama.  


Snowden vivía en Hawai y se ha ocultado en Hong-Kong tras denunciar por cuestiones morales y por su decepción con Obama el caso ciberespionaje masivo. Anuncia que dará más detalles pero pase lo que pase el guión para una película está servido...

A nadie sorprende a estas alturas que la potencia mundial número uno dedique millones  de dólares para aumentar su capacidad de espionaje, pero las revelaciones de Snowden ya tienen su efecto en las encuestas. El presidente de la nación más poderosa del mundo se enfrenta estos días a una caída de popularidad en su país tanto por la vigilancia masiva como por los registros escuchas efectuadas a medios de comunicación. Una de las últimas encuestas, dada a conocer por la CNN, situaba a Obama con una popularidad del 45%, la más baja en año y medio. Y eso que cuando ya ejerce en su segundo mandato también ha sido incapaz de cerrar Guantánamo...


Lejos de dar lugar a una polémica similar a la que acabó con la carrera de Nixon, la opinión pública norteamerica acepta que la Agencia de Seguridad pueda acceder a millones de datos mediante la vigilancia masiva. Todo por la seguridad y porque después de que los terroristas islámicos radicales derribaran las torres gemelas con dos aviones muchas cosas cambiaron en Estados Unidos. Desde ese día, el programa de escuchas sin orden judicial impulsado por Bush ha evitado otros posibles atentados a costa de la pérdida de la libertad individual. Ahora más que nunca es posible que alguien escuche las conversaciones privadas o acceda a los datos personales de internet. 


Ya no se trata sólo de pinchar teléfonos, escanear inhalámbricos y móviles o de tener acceso a los registros de llamadas. La tecnología actual permite con la colaboración de los grandes empresas como Facebook o Microsoft que el Gobierno norteamericano tenga acceso a toda la información de los ciudadanos, desde los movimientos de una cuenta bancaria hasta el lugar de la última juerga que revela una inocente foto colgada en una red social. Será que el Gran Hermano de George Orwell en 1984 no sólo se ha hecho realidad, sino que se ha superado. Y el futuro, para bien y para mal, ya está aquí.


miércoles, 12 de junio de 2013

Mamá, de mayor quiero ser juez

Foto: Facebook


Concha Velasco le dijo a su madre que quería ser artista, hace años salí con una chica que soñaba con ser Barbie Superstar y el otro día conocí a un chaval que no quería ser ni Messi ni  Cristiano Ronaldo. Tenía claro que quería llevar toga e impartir justicia.


La anécdota sucedió de manera espontánea, como suele ocurrir en estos casos. Fue un encuentro casual con el hijo de unos vecinos en el portal, que gentilmente me abrió la puerta y me trató de usted para mi desgracia (¡Qué mal sienta! ¿Será la edad?). La conversación fue breve y plagada de tópicos hasta que de repente algo se salió del guión.


De mayor quiero ser juez -soltó el chaval desde su arrogante e impertinente adolescencia cuando le pregunté si ya había pensado en su futuro. Reconozco que me dejó boquiabierto, sin palabras y estupefacto. Un mocoso imberbe, que enseña los calzoncillos por encima del pantalón y con unos pendientes hip-hop en las orejas (para disgusto de sus padres, imagino) dice sin el menor rubor que quiere ser juez. Casi nada. 


Una revelación de estas características puede causar a priori una gran impresión. Aunque solo sea por las apariencias uno no se imagina que con ese perfil pueda un adolescente decir que quiere ser juez cuando sea  mayor. Que nadie se lo tome a mal pero es más fácil imaginar a un típico empollón, con gafas de culo de vaso o con dificultades para saltar el plinto en clase de gimnasia como futuro juez que a un colega de la vida aficionado al rap y con gorra de béisbol de medio lado. Aunque reconozco que me gustó mucho que el chico lo tuviera tan claro. No dudé en desearle lo mejor.

Decía que a priori podía impresionar esa vocación temprana, pero basta con seguir la actualidad para entender que los jueces están de moda. Si hace años en las escuelas se aprendían de memoria los ríos o los reyes godos ahora basta con poner el Telediario y saldrán a la palestra al menos media decena de jueces. Sus nombres se pueden repetir de carrerilla, no son difíciles de memorizar.  Investigan asuntos como el caso Emperador, Gürtel, Urdangarín, Bárcenas, Blesa, ERE´s, Palau, Campeón, Preferentes y tantos ejemplos de la larga lista de corruptelas del pan nuestro de cada día. Es lamentable y bochornoso que haya más de 300 casos de corrupción en las mesas de los Juzgados españoles.

Con tanto escándalo político y corruptela los ciudadanos nos hemos familiarizado con los jueces. Para empezar, las entradas y salidas de jueces de los juzgados, con mención especial para la jueza Alaya y su trolley con más de 20.000 seguidores en Facebook, se han convertido en una imagen habitual en los medios de comunicación. Hay algunos magistrados que hasta conceden entrevistas o tienen una cuenta de Twitter para opinar de lo divino y de lo humano. 


Uno creía que los jueces debían ser personas totalmente anónimas, ajenos a cualquier forma de protagonismo y dedicados a aplicar esa máxima constitucional de que "todos somos iguales ante la ley", que hasta el Rey Juan Carlos I proclamaba en un discurso de Navidad sin nombrar a su yerno. Pero los tiempos cambian, hasta los jueces cambian. No tiene que ser malo siempre y cuando se imparta justicia como es debido, que es de lo que se trata.
 

Algunos autos judiciales, que es la forma de hablar de los jueces, tienen más miga que un best-seller de Ken Follet. También hay otros hablan más allá de los autos judiciales... Y lo que me sigue sorprendiendo más, la filtración (¿interesada?) de sumarios a la prensa así como las enormes presiones que esconden en realidad fuertes conflictos de intereses. Porque presiones políticas y mediáticas nunca faltan. Que se lo digan al juez Ruz, encargado de poner en orden ese puzzle del caso Gürtel, cuya instrucción estará cerrada antes del verano. La investigación arrancó en 2008 y Ruz no quiere dejar ningún fleco al aire, pese a quien pese.
 

Con este panorama, muchos jueces se han convertido en estrellas mediáticas. Unos porque les gusta el calor de los focos, se crecen y hasta se sienten cómodos en ese papel; otros no quieren saber nada de focos pero les han tocado en suerte casos de gran repercusión mediática. A estos últimos, no les queda otra que someterse a los flashes de las cámaras de los reporteros y las preguntas de turno en las puertas de los juzgados aunque no digan ni .

Nunca había tanto juez en la palestra informativa, pero tampoco afloraban tantos casos de corrupción. Relación causa-efecto, al fin y al cabo. Andreu, Castro, Garzón, Bermúdez, Alaya, Silva o Ruz son un buen ejemplo. Y hay más. Igual dentro de unos años añado a esa lista de nombres el del adolescente que en el portal me dijo que soñaba con ser juez cuando fuera mayor. Lo que espero de verdad es que sea un buen juez, estrella o no. Que eso lo elija él. Pero que sea justo, que impida que nadie se vaya de rositas y si es posible, que todo el que haya robado devuelva hasta el último euro.

sábado, 8 de junio de 2013

La ataraxia de Rajoy

 
Foto: www.lamoncloa.gob.es

Rajoy se puede ir de escapada este fin de semana a La Moncloa. Si la Convención del PP valenciano no le provoca una inesperada cefalea, como la que le ha causado que la Eurocámara premiara a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el presidente del Gobierno tiene la oportunidad de tomarse un corto respiro en su propia casa. Le imagino paseando por esos espléndidos jardines, disfrutando de un buen puro, y leyendo los periódicos en una placentera mañana de domingo. Dada su afición al ciclismo me atrevería a apostar que la alergia de Alberto Contador en la Dauphiné sería una de sus mayores preocupaciones del día porque el Tour está a la vuelta de la esquina... Es lo que se llama desconectar, algo a lo que hasta un presidente del Gobierno tiene derecho.
Probablemente, desde que llegó a la presidencia del Gobierno nunca había tenido Rajoy una semana tan tranquila. Una vez olvidada la amenaza del rescate europeo o los vaivenes de la prima de riesgo que ponía a la economía española al borde del abismo, Rajoy abraza más que nunca la ataraxia con el sello de Galicia Calidade.
No es que la situación del país sea para tirar cohetes, ni mucho menos. Pero el presidente del Gobierno ha salido airososo en los últimos días de la presión a la que le somete la realidad. Hasta las relaciones con la prensa han cambiado con un cambio radical en su política de comunicación. Comparece en ruedas de prensa, responde a las preguntas de los periodistas como cuando estaba en la oposición, aguanta como el Santo Job que le pregunten media docena de veces por Aznar y aparca las reprobables comparerencias vía plasma para los momentos menos propicios.
Pese a que en su Ejecutivo nadie quiere oír hablar de brotes verdes, el propio Rajoy es el primero, que aferrado a un eterna paciencia, confía en que lleguen. Esta semana presumió de los esperanzadores datos de desempleo de mayo y salió más que airoso del examen en Europa. Si uno cree a pies juntillas a algunos medios afines hasta parece que ha sido Rajoy el que le ha indicado a Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, lo que había que hacer. Ni mucho menos. Pese a la palmada en la espalda que ha dado Bruselas a las reformas emprendidas en España por el Ejecutivo popular, Rajoy sabe que tiene que cumplir con lo que le dictan desde Europa, pese a que se tenga que envainar una y otra vez la promesa electoral de bajar los impuestos. No nos engañemos; Bruselas manda. Y en esa partida que se juega con cartas marcadas desde Europa bajo la batuta de Angela Merkel el futuro del Estado del Bienestar en España sigue haciendo equilibrios sobre el alambre.
Para empezar, por mucho que Durao Barroso elogie lo esfuerzos de España por acelerar la recuperación económica, desde Europa se reclaman más recortes. En concreto, lo que es inminente es la reforma de las pensiones y subir el IVA. En el caso de las pensiones el Comité de Expertos españoles aconseja pensiones más bajas y que sólo suban si lo hacen los ingresos. Ya veremos en que queda, aunque no hay duda de que habrá que trabajar más años. Otra cosa es el IVA. Ese antipático impuesto que no distingue entre ricos y pobres, pero que asfixia a los segundos. Europa quiere que se recaude más y además pide una reforma tributaria. Así que ya pueden ir haciendo sus pronósticos sobre los productos que en la actualidad tienen un IVA reducido (10%) y a los que se va a aplicar el general (21%). Todo apunta a que habrá cambio de cromos. ¿Seguirá igual el insoportable IVA cultural? Al tiempo...
Con este panorama lo que resulta irrisorio es recurrir a los argumentos de trinchera mamporrera tan habituales en los debates políticos de los medios de comunicación. Para que quede claro. Tan cierto es que el PP se encontró una herencia lamentable del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como que el Ejecutivo de Rajoy sigue sin tomar las riendas de la crisis e incumple su programa electoral, entre otras cosas porque descartaba la subida de impuestos. A estas alturas, la responsabilidad del Ejecutivo y de los partidos mayoritarios debe centrarse en reducir las escándalosas cifras de déficit, llevar a cabo de una vez la reforma de las administraciones públicas, que el gasto público deje de ser algo insostenible, garantizar el Estado del Bienestar así como que la nueva Ley de Transparencia garantice que la sociedad sepa a golpe de click frente al ordenador el destino de cada euro que entra y sale de la administraciones públicas. ¿O alguien duda de que el Congreso de los Diputados ha dejado de subvencionar el gin- tonic de sus señorías porque nos hemos enterado de casualidad?

jueves, 6 de junio de 2013

Una foto con 'Copito'

Un día conocí a un tipo que presumía de haber sobrevivido a Ratón. Ese toro, que se forjó una leyenda negra dando cornadas a diestro y siniestro en encierros, murió hace unos meses. Recuerdo que el hombre me hablaba de Ratón con emoción y nostalgia. El solo nombre del morlaco asesino disparaba su adrenalina tanto como las veces que se había plantado ante él. Presumía de haberle mirado a los ojos en varios encierros, de un fuerte revolcón y de haber esquivado la muerte en un par de ocasiones a escasos centímetros  de sus cuernos.

-¡En Xátiva toqué a Ratón! -proclamó alzando la voz, con orgullo y un desplante torero a la altura de Manolete en busca del aplauso del respetable. Ya cansado de su bravata le respondí que tenía más simpatía por Copito de Nieve que por el toro asesino y su negra leyenda. El comentario le causó un visible desagrado y hasta me reprochó que le vacilara. Pero era verdad. 


El único gorila blanco del mundo, que pasó a mejor vida hace unos años, me fascina más que un toro que convierte en guiñapos a los inconscientes que pilla. Igual algún día la ciencia explica el porqué de la mala leche de ese toro, al que echarán de menos en muchos encierros. El reciente descubrimiento que ha puesto de actualidad estos días a Copito de Nieve es lo que me hace recordar ahora esa anecdótica conversación tabernaria con el admirador del mítico Ratón.

 
Lo que la ciencia aclara es por qué ese famoso gorila era albino. El descubrimiento pone las cosas en su sitio y explica lo inexplicable durante décadas. Unos científicos catalanes acaban de descubrir que Copito de Nieve era albino por el incesto entre el tío y la sobrina. Así contado parece difícil imaginar la endogamía como práctica habitual en la selva de Guinea Ecuatorial, lugar de origen del famoso gorila. Pero así fue. El genoma de Copito ha revelado la causa de su color blanco. Esa característica le hacía único, simpático y entrañable. Aunque era un gorila, se mire por donde se mire. 


A decir verdad, solo conozco otro gorila que me despierte el mismo interés, aunque sea de ficción. Se trata de King Kong, esa celebridad cinematográfica elevada a la categoría de monstruo  y cuya historia es un giro más de algo tan clásico como la bella y la bestia. A diferencia de ese gorila gigante con mal de amor, Copito de Nieve vivió la vida padre en el zoo de Barcelona rodeado de cariño y admiración. De hecho, fue la estrella del zoo durante décadas. Y ahora, más que nunca, es cuando lamento no tener ni una foto al lado del único gorila blanco del mundo. Aunque nunca se me hubiera ocurrido tocarle y menos para presumir.

domingo, 2 de junio de 2013

Silbidos reales


No recuerdo ni el día ni el momento exacto en el que perdí la capacidad de sorpresa al leer la prensa. Hilaridad, no sorpresa, es lo que a estas alturas me causan, por ejemplo, el culebrón de los papeles de Bárcenas, los viajes a Disneylandia a costa de la Gürtel, que en el Parlamento andaluz los diputados traten de subirse los sueldos de tapadillos o que en el Congreso sus señorías disfruten de un afterwork con gin-tonics subvencionados mientras para los demás recetan recortes "agitados, no revueltos".

De hecho, hace mucho tiempo que considero que casi todo es pura farsa. Casi siempre es la misma historia. Unos personajes públicos se esfuerzan porque las cosas no sean lo que parecen y otros no pueden evitar que las corruptelas sean lo que son por mucho que esbocen una sonrisa tan políticamente correcta como de tierra trágame ante la pregunta impertinente y acertada del periodista de turno.

Sin embargo, en este panorama, si hay algo que me llama la atención es que de la bronca social y del juicio popular ya no se salva ni la Casa Real. Allá donde va un miembro de la Casa Real se escuchan silbidos reales y gritos de protesta. No solía pasar. Ya no sólo hay que ver una final de Copa del Rey entre el Barcelona y el Athletic para que los silbidos de los espectadores enmudezcan el himno nacional. Ahora basta cualquier acto oficial de la Casa Real para que alguien proteste o silbe contra una infanta, un principe o un monarca. 

En los últimos días ha habido varios ejemplos. Los Príncipes de Asturias soportaron el jueves un bochornoso abucheo de una parte del público del Liceo de Barcelona poco antes de la representación de la ópera El elixir de amor. Esa misma mañana la Infanta Elena presidía una mesa petitoria de Cáritas en la calle Alcalá, en Madrid. En esta ocasión que le acompañara Carlos García Revenga, secretario de las intantas y que está imputado en el Caso Noos, no ayudó mucho. "¡Cuidado, que no se lo lleve Urdangarín!', gritó un viandante al inicio del acto benéfico. Ni siquiera la Reina Doña Sofía se salva del malestar ciudadano. Durante la tradicional inauguración de la Feria del Libro, en el parque del Retiro, aguantó las protestas de un pequeño grupo de personas que gritaban contra la Ley Wert de educación y los recortes.
 
Estos hechos demuestran que algo ha cambiado. La Casa Real Real ya no es intocable y la monarquía española se enfrenta a un problema de desconfianza ciudadana que hasta ahora era casi inédito. La sociedad demanda transparencia, que se sepa lo que cuesta al erario público esta institución o que los miembros de la Familia Real sean iguales ante la ley como deberíamos ser cualquier hijo de vecino. La más alta institución del Estado está haciendo esfuerzos para adaptarse a la realidad pero queda mucho por hacer. El viento no sopla a favor de la Corona y hasta el juancarlismo (que no es lo mismo que monarquía, para desgracia de los monárquicos de toda la vida) vive en horas bajas, aunque no creo que el Rey de España haya perdido prestigio internacional. 

En estos momentos hay quien ve la institución monárquica como un árbol caído y acaricia la posibilidad de hacer leña. Ahora mas que nunca se habla de si sería conveniente la abdicación de Juan Carlos I. Hay quien va más allá y busca una  carambola de billar a tres bandas. En medio de este descrédito, al que ha contribuido la propia Casa Real con asuntos tan lamentables como el caso Urdangarin, hay sectores de la sociedad española que sueñan con otra República como solución milagrosa de todos los males. Si me preguntan, les diría que visto lo visto, y con la casta política que nos ha tocado, me gustaría ver algún día en el trono al Príncipe de Asturias. Será que somos de la misma generación, que Don Felipe me cae bien, que se ha preparado para suceder a su padre y que una reina de sangre tan roja como la mía tiene su cosa. Al fin y al cabo, si hemos sido juancarlistas podríamos ser felipistas, no?

Don Juan Carlos tiene la última palabra, se lo ha ganado por méritos propios. Hace tiempo que el monarca comenzó a perder el equilibrio, bien por sus problemas de salud y también por sonoras metuduras de pata como la famosa cacería de Bostwana. Aunque ha sabido rectificar, lo peor es que cada paso que da ahora tiene que medirlo más de la cuenta porque el bosque  está muy enredado. En los últimos treinta años el Rey ha sido una figura clave en la convivencia democrática de este país. Pero dejen que les diga una cosa. Errores aparte, que los ha tenido, el Rey no puede dejar de ser esa figura clave. Y menos ahora, por mucho que silben
.