miércoles, 11 de julio de 2007

Santiago Auserón: “Compay Segundo me enseñó la alegría de hacer música”



Santiago Auserón es una de las leyendas de la música popular contemporánea, de esos músicos con la capacidad genuina de reinventarse a sí mismos pese a llevar sobre sus hombros la carga de haber creado temas que forman parte del imaginario musical de varias generaciones. Tras el reencuentro con Luis Auserón para revisar la banda sonora de su infancia en Las Malas Lenguas, su último proyecto es la Original Jazz Orquestra del Taller de Músics, que a ritmo de jazz y swing repasa temas inolvidables como La negra flor o El tonto Simón.Eso sin olvidar que a través de su alter ego, Juan Perro, sigue viajando a través del universo sonoro de nuestras vidas.
P - De alguna manera representa el artista inconformista. Podía haber ido a lo fácil, hacer conciertos con Radio Futura, pero sigue buscando cosas nuevas...
R- Mi papel es un poco de traductor, de mediador, de intercambiador entre territorios distintos, el territorio de la cultura y la batalla de la carretera, el escenario y las canciones. Entre lo popular y lo culto. Mi tarea es un poco de traductor entre la letra y la música. Soy estudiante de Letras, filósofo vocacional, estudiante de filosofía y lo sigo siendo, aunque todavía no he hecho la tesis, que lleva 20 años tratando de avanzar.
P - Y ante todo es músico...
R- Soy músico de profesión, de oficio, me he convertido sin comerlo ni beberlo, y casi sin darme cuenta, porque los años de Radio Futura fueron muy fulgurantes y uno se vio involucrado en una serie de hechos que se encadenaron y a los que hubo que dar respuesta con buen humor, dedicación y pasión por la música, y con pasión por el fenómeno de la canción como fenómeno poético y musical a la vez. Ahí me he involucrado por completo, pero es verdad que a mí la canción me sirve como óptica para ver las cosas en el mundo del arte en general y en el mundo del pensamiento.
P - ¿Le pesa mucho haber creado himnos generacionales?
R - No. Si tienen algún tipo de tamaño, como me dices de himnos generacionales, es porque lo comparto con mucha gente, es una cruz que llevamos entre muchos... (risas).
P - ¿Volverá Radio Futura?
R - No, no es necesario que vuelva porque ha cumplido su cometido. Ahora lo que estamos intentando hacer en los últimos años, con dificultades porque no tenemos la misma atención mediática, es hacer crecer y ahondar en el espíritu de Radio Futura, que es hacer de la canción popular contemporánea un elemento artístico que reclame cierto grado de nobleza sin salir de la calle, sin irse a los salones.
P - Con Las Malas Lenguas, junto a su hermano, bebían de los discos que escuchaban en su infancia. ¿Se debían algo?
R - El trabajo de Las Malas Lenguas es algo que Luis y yo nos debíamos mutuamente después de nuestra experiencia profesional conjunta o por separado, que era revisitar canciones de nuestra infancia y adolescencia para darles un tratamiento y la posibilidad de expresarse en castellano. Ha sido un trabajo muy laborioso. Creíamos que íbamos a hacer un encuentro de cuatro o seis meses y se han transformado en más de tres años de trabajo. Pero si es así es porque merece la pena y nos está sirviendo como un aprendizaje.
P - ¿En qué sentido?
R - Ahora tenemos que componer canciones con la experiencia de haber cantando grandes canciones de otra gente y ver si somos capaces de llegar a la misma sencillez, a la misma chispa.
P - Versioneando a los grandes clásicos y al mismo tiempo en contacto con grandes del son cubano. ¿Qué es lo mejor que Compay le ha enseñado?
R - La alegría intensa del hecho de tocar y hacer música. La fe ciega en lo musical como forma de liberación espiritual y física.
P - ¿Y eso precisamente no es lo que falta en estos tiempos tan comerciales e incluso vacíos?
R - No puede haber tiempos vacíos. Los tiempos están llenos de todo. Lo que está vacío es la apariencia. Es decir, a lo que nos somete la actualidad de los medios más influyentes y los que dominan la comunicación nos someten a una serie de sensaciones que están medidas, pensadas y comprobadas por ellos. Nos dosifican la información de tal manera que nos hacen creer que no pasa nada musicalmente, que la música no vende. Entre tanto la sociedad española sigue creciendo musicalmente, pese a esas consignas de marketing manipuladas por intereses muy gordos, de fortuna monetaria y manipulación política.
P - ¿Y una punta de ello es el top manta?
R - Lo considero, en comparación con la gravedad del problema al que estoy aludiendo de la manipulación mediática y política de la música popular contemporánea, secundario. El top-manta o las descargas de Internet me parecen secundarias en ese sentido.

Fecha: 7 de julio de 2007. Diario de Alcalá

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