martes, 3 de junio de 2008

Los de provincias y la capital

Basta rascar un poco en la piel de toro de las ciudades y pueblos de España para descubrir que bajo el rutilante brillo del betún de las nuevas generaciones todavía florece aún ese sentimiento de inferioridad y de envidia tan característico de lo typical spanish. No hay más que seguir la intensa y diaria cronología de la larga crisis del PP para comprobar que en la lucha de nombres más que de ideas para suceder a Rajoy, por mucho que los antimarianiastas lo nieguen, se esconde algo tan mundano y español como el provincianismo. Que los de la capital miren por encima del hombro a los de provincias y que éstos echen la culpa de todos sus males, habidos y por haber, a Madrid, como capital de España, es algo registrado profundamente en el ADN de lo hispano. La foto de familia de los barones del PP junto a Mariano Rajoy en el acto celebrado en Valladolid el pasado sábado viene a representar esa lucha entre los de provincias y los de la capital... Claro, que si el propio presidente del PP se define como “un señor de provincias” no es de extrañar, que a día de hoy, a la espera de saber si habrá candidatura alternativa en el congreso nacional de junio, los de provincias impongan su criterio. Tal vez por ello, en la foto de los barones en Valladolid, además de María San Gil, la ausencia más notable fue la de Esperanza Aguirre., la de la capital. Precisamente, la lideresa no faltó el lunes a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, el último que se celebrará antes del congreso de Valencia. El día D y la hora H para los críticos con el marianismo coincidía de nuevo con un lunes, día de sobresaltos para Rajoy en las últimas semanas. Al menos, a diferencia de otros días el escenario era el adecuado para lavar los trapos sucios en casa. ¡Y vaya si los lavaron! Pese al ofrecimiento de Rajoy en esta reunión por hacer un equipo integrador los críticos se quedaron a gusto, pese a que Esperanza Aguirre abandonara la reunión, al parecer con gesto contrariado. Pero a falta de la lideresa, su número dos y hombre de confianza, Ignacio González, fue el que le reprochó a Rajoy que “el PP no puede ser la segunda marca del PSOE”. En provincias, es más fácil que cale el discurso de Rajoy cuando dice que acepta que haya alguien que se sienta más capacitado que él para presidir el partido, pero que no va a tolerar que se pongan en tela de juicio sus principios y convicciones. Sin embargo, en una reunión del Comité Ejecutivo el cara a cara siempre impone más, por eso de las distancias cortas, al menos para los críticos, que los hubo. El ruido de fondo es tan sencillo como saber si habrá una candidatura alternativa tras semanas de amagos, que si, que no,... El nombre que más suena ahora es Juan Costa, un hombre de gran experiencia, crecido bajo la tutela de Rodrigo Rato, que apostó el lunes por “un nuevo liderazgo integrador” en el PP, que sea “capaz de generar ilusión”. Y es que es de Castellón aunque parezca de Madrid, por eso de la entonación. La cuestión ahora es tan fácil como saber si será capaz Costa de lanzarse en el congreso. Si algo tan español son los recelos entre los de la capital y los de provincias, no lo es menos hablar por detrás, animar y luego abandonar a su suerte a los valientes. Rajoy juega con la ventaja que le otorgan los estatutos del partido y la dificultad que tiene presentar una candidatura alternativa a la suya con garantías de triunfo. Tal vez por eso Rajoy y los marianistas como Esteban González Pons, uno de sus fijos, apuesta por la integración, aunque ya son muchos los que piensan que el congreso no sirva para encauzar las crisis. Vistas las fuerzas, las de provincias con sus barones parece que ganan por mayoría, pero como a este paso la crisis del PP siga así, con salidas de ilustres populares, no vamos a saber quienes son los romanos y cuál es en realidad la irreductible aldea de Asterix y Obelix. Claro, que con este panorama en el principal partido de la oposición, más preocupado por clarificar su futuro que en ejercer la tarea de la noble y leal oposición, en el PSOE la crisis económica sigue siendo una desaceleración. Con datos económicos tan negativos a los que algunos no se atreven a nombrar por su nombre aún queda el optimismo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: “El pesimismo no crea un puesto de trabajo". Pues será. O no... Pero parece tan irónico como el lema del congreso del PP: Crecemos juntos. Con la que está cayendo en Génova...