domingo, 22 de junio de 2008

Gestos

Los hay de todos tipos. Unos son un brindis al sol y otros solo de cara a la galería. Algunos son de autocomplacencia y otros de duda. También los hay instantáneos, casi imperceptibles, pero también existen gestos para todos y cada uno de los estados de ánimo del ser humano, desde la tristeza a la alegría. Incluso varían en la forma externa, ya que hay aspavientos toreros, lanzando la montera de espaldas, o de desprecio, repartiendo besos con un “hasta nunca” a través de la ventanilla de un taxi. Esta semana me vienen a la mente varios de índole política, tan distintos, pero al fin y a la postre cargados de guiños. El ministro de Cultura, César Antonio Molina, posó en el Archivo General de la Administración, en Alcalá, detrás de unos carteles de la Sección Femenina, una organización que forma parte de un pasado que parece lejano, pero que no lo está tanto. De la misma manera que las fichas de penados que exhibió, con grandes tragedias personales, son reflejo de miles de nombres, mostrar alguna, aunque ya sólo sea una, es un gesto. Otra aficionada a los gestos castizos es Esperanza Aguirre, siempre dispuesta a ponerse la camiseta de la selección española, del Real Madrid o el traje de chulapa. El miércoles se fotografiaba junto a un grupo de homosexuales y transexuales para demostrar que una imagen vale más que mil palabras. Y ya que hablamos de gestos, qué decir del primer y frío encuentro de Aznar y Rajoy en contraste con el abrazo del ex presidente del Gobierno a Acebes en el congreso popular. En los tres ejemplos, los protagonistas son políticos, sabedores de que cualquier movimiento es grabado y difundido. Tal vez, si hubiera que elegir, mejor hacerlo por los millones de gestos anónimos diarios, ya que no todo es esperar a que Sarkozy recorra el mundo para rescatar a una cajera de un supermercado. Al fin al cabo, también es un gesto. ¿O un tic?

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