lunes, 5 de mayo de 2008

Intifada entre sables y navajas

Detrás de Clara del Rey, Manuela Malasaña o Mesonero Romanos hay algo más que nombres de calles de Madrid. Son personas de carne y hueso que estos días están de actualidad y cuyas historias descubren los numerosos visitantes de la exposición 'Madrid, 2 de Mayo. Un pueblo, una nación', que se abrió al público el pasado 26 de abril y que recorre de manera cronológica los hechos que dieron lugar a un día de cólera.“Jo, mamá, hay mucha cola...!”, se queja lastimoso un niño en brazos de su madre mientras esperan en la cola para adquirir la entrada de una exposición que cuenta con el sello inconfundible del escritor y académico Arturo Pérez Reverte, como comisario de la muestra. Y es que para retratar la intifada popular del 2 de mayo de 1808 que dio lugar a la guerra de la Independencia, Pérez-Reverte y su equipo han echado mano de las últimas tecnologías para explicar “una historia que pertenece a todos los españoles porque es su propia historia”. Tal vez por eso, la madre que hace cola bajo el sol en una plácida mañana del 1 de mayo, doscientos años después de esos acontecimientos casi le susurra al oído a su hijo: “Calla, que vale la pena que veas lo que hicieron nuestros antepasados”. Y es que el recorrido no deja indiferente a nadie. Muchos descubren con asombro como por las calles que han pasado una y mil veces se esconden los héroes del pueblo del dos de mayo de 1808. “¡Pero si es el Ministerio de Asuntos Exteriores!”, comenta un joven a otro cuando ve la Cárcel Real de la villa.El recorrido por las siete salas de la muestra comienza con un viaje virtual en un en un cubo con ocho pantallas que durante unos minutos traslada al visitante al 2 de mayo de 1808. A partir de ahí, uno ya se siente entre trabucos de pedernales, sables, navajas , casacas o en medio de la brutal cargas de los temibles mamelucos en la Puerta del Sol, que Goya retrató. Si no fuera, entre otras cosas, porque porque la Francia de Sarkozy no tiene nada que ver con la de Napoleón, a más de un visitante, empujado por la atmósfera de la muestra le daría por alzarse con tijeras, albaceteñas y macetas, como un chispero o manolo más de las clases populares del Madrid de entonces, contra el ejército más poderoso del mundo. Claro que las calles San Bernardo, Barquillo o la Plaza del Dos de Mayo, donde Daoiz y Velarde encabezaron una heroica resistencia frente al Parque de Artillería de Monteleón, ya no son lo que eran pero el 2 de mayo engancha y como dice un visitante mientras observa un sable: “Habrá que ver la peli de Garci”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario