lunes, 25 de enero de 2010

Ni trucos, ni electoralismo. La ley es la ley

La inmigración no admite trucos. En esto tiene razón el presidente José Luis Rodríguez Zapatero que manifestó que no iba a consentir que por “un truco” de un Ayuntamiento haya personas que puedan quedarse sin derecho a recibir asistencia sanitaria. Y tiene razón, insisto. Pero como los trucos en realidad tienen más de habilidad que de magia, lo que hay que hacer es cumplir la ley por parte de todos. Y la ley dice que para empadronar es válido y suficiente el pasaporte. Pero la ley de inmigración también hay que cumplirla por parte del Estado y sin caer en un debate electoralista que sólo sirve para señalar al que viene de fuera y es diferente. La responsabilidad es de todos. ZP también ha sido errante en la política de inmigración, pasó del papeles para todos en la etapa de Jesús Caldera al cerrojazo de su sucesor en el Ministerio de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho. Claro, que en época de vacas gordas en la que una y otra vez se repetían mensajes como que “la inmigración no es un problema es una solución” todo es más fácil. Las leyes no dejan lugar a dudas, ni la Constitución. Los derechos de los seres humanos están por encima pero la cuestión de fondo es el problema de los ayuntamientos para abordar los problemas sociales. Sin un gran Pacto de Estado no tardarán en alzarse más voces como la de Vic.

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