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Ya
ha quedado claro el mensaje. Si quieres trabajar, búscate la vida y
monta tu propio negocio. No lo digo yo... Bueno, sí que lo digo. Es una
conclusión después de que el Gobierno presentara la esperada Ley de
Apoyo a los Emprendedores. El trabajo por cuenta ajena para toda la
vida es ya una figura en vía de extinción y hacerse funcionario
público tras una oposición es casi una cuestión de azar. Los nuevos
tiempos mandan y la crisis obliga a reinventarse a miles de
trabajadores que ahora están en la calle. Y por ideas no será...
Tampoco
sirve ya el modelo de nuestros abuelos, que se dejaron la piel en una
misma empresa durante toda su vida laboral y hasta se sentían parte
de ella. Si hace unos pocos años, cuando aquí se disparaba con pólvora
del rey, el mensaje era que te hipotecaras hasta las cejas, hoy sólo
vale el ahora. Tener una idea, desarrollarla, implicarse, arriesgarse
y si se fracasa volver a intentarlo. "Está bien celebrar el
éxito pero es más importante prestar atención a las lecciones del
fracaso", es una de las frases célebres de Bill Gates y que
figura en cualquier manual de emprendedor. Conviene tenerla a mano.
Precisamente ideas es lo que sobra ahora mismo con seis millones de
parados. Lo que falta es financiación y determinadas dosis de
arrojo. Nadie puede dudar de que emprender es la receta
anticrisis que se recomienda por parte del Gobierno. Es lo que hay. Como mucho se puede dudar de cómo emprender.
Al
menos, con esta ley se acaba con algo tan irritante como tener que
liquidar el IVA en facturas que no se han cobrado.Un sinsentido. Ya veremos si de
verdad se puede crear una empresa en cuestión de días sin necesidad
de ir de una ventanilla a otra con el "vuelva usted mañana"
como respuesta. Lo curioso es que estas medidas, de puro sentido
común, no estuvieran en práctica hace mucho tiempo. Será que no
hay pymes ni autónomos que llevan años anhelando que la
administración les reciba con un "a sus pies, señor Emprendedor"... (sí, con mayúscula).
Pero
me da que también hay truco. Será por necesidad, pero lo hay. Si
hace unos años, durante la burbuja inmobiliaria aumentó el número
de afiliaciones a la Seguridad Social debido al milagro del ladrillo,
con España como país de oportunidades para miles de inmigrantes,
ahora la solución para reducir las bochornosas listas del paro es
buscarse la vida. Un Do
it yourself
en toda regla porque el Estado tira la toalla para propiciar que
tanto desempleado encuentre un trabajo. Los minijobs o montar tu
negocio es la receta que se ofrece en un país de servicios, donde el
déficit público alcanzó en 2012 el 10,6% del PIB, uno de los más
altos de la zona euro. Casi nada. Para ponerse a temblar.
Será
que el Ejecutivo de Rajoy se ha hecho kennedyano con esta ley de
emprendedores. Mala noticia para los que quieren más Estado. Ya no
es cuestión de lo que el Estado puede hacer por los ciudadanos sino
"qué es lo que nosotros podemos hacer". Apelar a esa
famosa frase de J. F. Kennedy a modo de letanía sirve como un roto para un descosido.
Aunque una cosa es propagar esa idea y otra es motivar al personal
con este percal político en un clima de abatimiento generalizado. La
sociedad necesita ahora verdaderos creadores de ilusiones, no
discursos políticos vacíos de contenido ni demagogia progre fácil de vender. Hay
demasiado en juego porque hoy muchos de esos futuros emprendedores,
que a estas horas ni siquiera saben que lo serán, están atrapados
en la misma cabina que José Luis López Vázquez o, al menos, con el
mismo nudo en la garganta que nos puso aquella mítica película sentados ante la pequeña pantalla.
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