Tuve una premonición...
Intensidad defensiva, rebote y contraataque son los ingredientes que nos ponen más a los aficionados al baloncesto. Si a esto le pones la guinda de unos triples estratosféricos en el momento justo, para romper definitivamente al rival, mejor que mejor. Y de eso hubo mucho en el Telefónica Arena. Tuvo que ser ante un equipo como la Penya, con el que Estudiantes comparte la filosofía de cantera y el orgullo de representar como nadie el BA-LON-CES-TO, cuando los colegiales confirmaron que han alcanzado la velocidad de crucero. Los de Luis Casimiro tienen la confianza y la ambición que cualquier equipo necesita para superar los límites que se fijen. Puede que al final todo dependa de que el balón entre o no, que es lo que, en definitiva, separa el éxito del fracaso, pero tan importante como llegar al final con opciones son las sensaciones. Y el sábado, sólo con el primer cuarto comprobé que las sensaciones que transmite el Estu son muy buenas, tal vez de las mejores de los últimos años. El primer cuarto dejó muchas cosas claras. Que el equipo defiende a muerte, en especial en la línea de pase, que Popovic y Caner-Medley son un seguro de vida en la pintura tanto en la intimidación como en el rebote, que Carlos Suárez se sale... Con esta tarjeta de visita si las cosas van rodadas la victoria es más factible. Vamos, que los colegiales juegan en equipo y el Estudiantes roza ese sueño de hacer fácil lo difícil. Esa es la aspiración máxima de cualquier jugador o entrenador.El sábado, tras el primer cuarto ante el ante un DKV Joventut encomendado a Koffi, con Tucker desaparecido en combate y anulado por completo en la pista, tuve la premonición de que se iba a ganar. Y no es algo que me ocurra a menuda porque soy más bien tirando a escéptico. Es fácil decirlo ahora, que el partido ha terminado, pero estaba seguro de que el dibujo tras los primeros diez minutos iba a ser el mismo en el pitido final. Supongo que sólo son sensaciones, porque los poderes paranormales en esto del baloncesto ni existen ni se les espera, al menos desde que Jordan se retiró... A lo mejor me pudo el deseo porque después de tanto tiempo con la Penya mojando la oreja el Estu –excepto el partido de cuartos de la Copa del Rey del año pasado– era la hora de acabar con esa estadística negra de los últimos enfrentamientos de liga entre los dos equipo históricos del baloncesto español. El juego de patio de colegio se impuso ante un impotente DKV Joventut, que pese a sus cambios de defensa y sus reacciones esporádicas se fue desinflando. Supongo que Sito Alonso no estará nada contento...
Rebote. Ver al Joventut de Badalona sin las genialidades de Ricky Rubio en la pista es extraño. El joven letón Kristaps Valters recuerda irremediablemente a su padre, Valdis, aunque no tiene el tiro del mítico jugador de la entonces URSS.
Completamente de acuerdo. Me gusta este Estu. Este año seguro que nos dan muchas alegrías. Sin la pesada carga del descenso, este esquipo está preparado para ilusionar. Que ganas tengo de verle contra el Barca.
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