lunes, 8 de febrero de 2010

Lágrimas en la lluvia

No hace mucho tiempo los avances tecnológicos eran más pausados. Había un tiempo para digerirlos. La guerra entre el vídeo VHS y el Beta parece ahora un juego de niños ante la TDT y la era digital. Hay tantos aparatos en tan pocos años que basta con rebuscar en el cuarto de los leones de la casa para encontrarte con ingenios tecnológicos que ahora parecen reliquias de tiempos remotos. El otro día miraba con nostalgia el tocadiscos que con tanto cariño conservo. Las cintas de cassete que grababa de la radio nunca fueron rival para el rey de los aparatos de música: el tocadiscos estereofónico. Las cosas empezaron a cambiar de manera frenética. Un día los vinilos que guardo como paño en oro se convirtieron en un elemento más de decoración y el tocata pasó al trastero. El ritmo de cambios en todo lo que nos rodea es tan rápido que sólo la capacidad de adaptarnos a ellos garantiza la supervivencia. Facebook, por ejemplo, te recuerda el cumpleaños de menganito o zutano y no sería extraño que ejerza de martillo pilón con el tiempo que nos queda para jubilarnos, incluidos los dos años extra hasta los 67 tacos. ¿Quién iba a pensar algo así hace sólo dos años? Ahora que dicen que el futuro del cine pasa por el 3D y la animación también estoy en la duda de tirar la colección de películas grabadas en VHS o depositarlas en el museo de las reliquias olvidadas, es decir, el trastero. Hubo un tiempo en que pensaba que después de La Guerra de las Galaxias, Alien o Blade Runner el cine había tocado su techo en lo que a efectos especiales se refiere. El señor de los anillos me hizo caer del limbo y Avatar demuestra que hay galaxias más lejanas. Esta película es de las que marcan un antes y un después. Hasta ahora el cine en 3D estaba relacionado más con el público infantil que con el adulto, pero James Cameron igual que Tim Burton ha dado en la clave del futuro. Lo digital y el 3D no sólo estarán al servicio de la ciencia ficción o la animación, también traspasarán la barrera del celuloide para todo tipo de géneros. El replicante de Blade Runner encarnado por Rutger Hauer recordaba antes de morir batallas más allá de Orión o los rayos C cerca de la puerta de Tannhauser y advertía de que "todos esos momentos se perderán como lagrimas en la lluvia". En mi museo de las reliquias olvidadas estará en VHS la película de Ridley Scott. Eso si, guardada como oro en paño.

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