domingo, 14 de febrero de 2010

Carta testicular

Los españoles tenemos fama de desordenados, pero nos movemos en el desorden como nadie. Por eso entre los tópicos que nos colocan nuestros vecinos de la vieja Europa es que no perdonamos la siesta, trasnochamos y curramos más horas, pero produciendo menos. Por nuestra parte, aquí les contestamos con el manido Spain is different y si se ponen jacarandosos les recordamos que “como en España no se vive en ningún sitio”. Con este diagnóstico, los colegas europeos vienen a decir que con la que está cayendo por la crisis y una economía en recesión aquí nos atrevemos a echar un vaso de agua para acabar con el humo. Hace unos días el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, hizo eso mismo cuando empezó a oler a quemado y a salir humo de la fuente de alimentación de su ordenador durante un Pleno de la Cámara. Vaso en mano, Bono hizo de bombero. Arrojó el agua, santas pascuas y chascarrillo de turno. No había llamas, sólo humo, y lo más aconsejable en estos casos es utilizar un extintor, pero Bono tiró por la calle de enmedio. Pues algo así es lo que sucede con la economía española, que sigue humeando y se apaga con manguerazos. En nuestro desorden organizado si hay algo que nos pone de mala leche es que encima vengan de fuera y nos digan los que hay que hacer. Y si a eso sumamos la ojeriza británica el conflicto racial y testicular está servido. La cosa es que en una sencilla carta al director, publicada en La Vanguardia, una empresaria británica que vive y trabaja en España es la que ha cogido el extintor y no el vaso de agua al oler a chamusquina. Estas líneas, que ignoro si fueron manuscritas a boli, mecanografiadas a doble espacio o editadas en un Ipad en un lounge club no han pasado desapercibidas para la clase política. Ya hay alguno que hace referencia en su web a la carta titulada Spain is different. Es una misiva directa y concreta, con la que se puede estar de acuerdo en todo o no, pero que va al grano del futuro de las pequeñas empresas. Sin acuse de recibo y con sello urgente, en unas líneas resume lugares comunes para muchos pequeños empresarios y autónomos pero con los ojos de alguien de fuera. Tal vez, no estaría mal, que por una vez olvidáramos los tópicos y dejáramos de pensar que Gran Bretaña o Francia no nos votan en Eurovisión porque nos tienen manía. Y es que la siesta, en realidad, nos gusta a todos.

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