miércoles, 9 de abril de 2008

Que sí, pero no...

Los programas del corazón estan de capa caída, víctimas del cansancio de la audiencia, ya aburrida de famosetes de pacotilla y el friki de turno. Tal vez por ello sea el momento de que un nuevo género televisivo sea carne de audímetro: el reality político show. Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy serían buenos protagonistas. Así las cosas, sólo cabe preguntarse de qué hablaron en sus tres recientes almuerzos en seis días, que tiene más morbo casi para los paparazzis políticos que la . conversación entre Gallardón y Aguirre en el ascensor de Génova. Seguro que del trasvase del Ródano a Barcelona no hablaron; de adquirir un piso en el Residencial del Pocero, no; ni siquiera de la verborrea del ministro Bermejo; y de las vacas locas, tampoco. Lo curioso es que entre tanta cena y confidencia, ella se expresa con idea de futuro entre líneas (“si cambio de opinión Rajoy será el primero en enterarse”) y Mariano con hechos que hablan por sí solos como llevar el Congreso a Valencia o el nombramiento de Soraya Saénz de Santamaría como portavoz en el Congreso. El discurso de Aguirre es un no, pero un sí, casi un chachachá pero los movimientos de Rajoy han estimulado aún más a la lideresa, que pese a reconocer que tiene “archicolmadas” sus aspiraciones políticas, la expectación mediática y sus declaraciones demuestran lo contrario.

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