martes, 25 de junio de 2013

El 'fair play' de Rajoy y Rubalcaba para tiempos revueltos

Foto: http://www.lamoncloa.gob.es

 Algo es algo. No ha sido unánime, pero al menos los dos principales partidos han sido capaces de llegar a un primer pacto en esta legislatura e implicar a CiU, PNV y UPyD. Y eso que después de tanta bronca suena hasta raro escuchar en el Congreso de los Diputados a Mariano Rajoy y a Alfredo Pérez Rubalcaba defender lo mismo sin tirarse los trastos ni alimentar la bronca. Puede que se trate de un matrimonio de conveniencia entre Rajoy y Rubalcaba. De hecho lo es. Por eso esta unión transitoria, con fecha de caducidad, se hace en régimen de separación de bienes con cláusula de minipacto y el beneplácito a última hora de otros tres miembros de la familia política.


Si en febrero Rubalcaba pedía en sede parlamentaria la dimisión de Rajoy (en un evocador "váyase señor Rajoy" con reminiscencias aznaristas), ahora el líder socialista es capaz de imponer su voz de mando entre sus correligionarios para llegar a un acuerdo con el Gobierno para este pacto europeo. Y eso que hay socialistas críticos que no quieren saber nada de acuerdos con la derecha... Aunque al final se impuso la disciplina de partido este episodio no oculta que en el  PSOE hay una ola creciente de movimientos para buscar sucesor a Rubalcaba. Va a dar mucho de sí. Ya hay quinielas en marcha con nombres en juego como los de Eduardo Madina o Patxi López.


¿Y los sindicatos? Si la semana pasada era Rubalcaba el que se sentaba con Rajoy en La Moncloa, este lunes fueron Cándido Méndez (UGT), Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Julio Salazar (USO) los que  acudieron a la llamada del presidente del Gobierno para hablar del pacto europeo. Cierto que los sindicatos no esperan mucho del Consejo Europeo y vaticinan que se quedará en un acuerdo "de mínimos", entre otras cosas porque dicen que las elecciones alemanas van "a pesar como una losa". Al menos, este tipo de cumbres sociales entre el Gobierno y sindicatos constituyen un síntoma de normalidad (es la cuarta vez que los sindicatos se reúnen con Rajoy). Claro que tampoco conviene olvidar que los sindicatos montaron dos huelgas generales a Rajoy en poco menos de dos años...


Sea como sea, muchos nos frotamos los ojos ante este fair play, ya que desde hace tiempo reclamamos a  nuestros dirigentes que sean capaces de ponerse de acuerdo en algo para salir de la crisis y crear empleo. Este minipacto para que España presente una postura común en el Consejo Europeo es un primer paso. Loable, necesario y más que un acto de fe, pero tiene un recorrido limitado. ¿Se quedará en algo aislado? ¿Tendrá continuidad?


Si se mira al futuro hay quien desea que el matrimonio de conveniencia de esa extraña pareja dure más que la noche de bodas. Sobre la mesa hay asuntos y reformas pendientes. Hay voces que incluso piden una revisión de los Pactos de la Moncloa para que se cambie el modelo autonómico, tal y como como lo conocemos desde la Transición. El diseño del Estado actual -con muchas cosas positivas- viene de aquel café para todos que se pactó en su momento y el resultado es que hay que aligerar el peso. Hay 17 autonomías que han crecido a imagen y semejanza del Estado central. Es decir, con gastos insostenibles, déficits inasumibles y una deuda que hipoteca el futuro. Existen chiringuitos de todas las clases y colores, hay enchufados políticos a diestro y siniestro... En definitiva, un monstruo burocrático y administrativo que hay que cambiar. La cuestión es cómo.


La propuesta de la reforma de la Administración que ha presentado el Ejecutivo de Rajoy avanza en esta línea y busca una reducción del gasto en 37.000 millones de euros. Pero habrá que ver en qué queda.Todos están de acuerdo en aspectos tan evidentes como reducir el gasto, acabar con las duplicidades y ser más eficientes, pero las comunidades no están dispuestas a ceder sus competencias autonómicas. Ni siquiera se plantean eliminar a sus hombres del tiempo, sus defensores del pueblo ni sus Cámaras de Cuentas... Sobre el papel, es una propuesta interesante pero para ser efectiva necesita un gran pacto de Estado, incluso podría requerir una reforma constitucional.Ya veremos en qué queda tras el trámite parlamentario.


Así que a la espera de esa gran revolución, por ahora lo que tenemos es un pacto europeo que se aprobó este martes en el Congreso de los Diputados. Al final fue más que una cosa de dos; fue un asunto de familia. La adhesión de CiU, PNV y UPyD es importante, no solo un  maquillaje. De este modo, España defenderá en la Cumbre de la UE del jueves y viernes en Bruselas que las políticas de austeridad y las de crecimiento sean compatibles. En la maleta de Rajoy hay asuntos como el fomento del empleo juvenil, aumentar los fondos para las pymes o avanzar hacia la unión bancaria. Es más que nunca una cuestión de Estado... Con permiso de Merkel,offensichtlich (obviamente).

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