Normalmente cuando las cosas se hacen bien el resultado suele ser positivo. Lo malo es que esta verdad universal no se cumple siempre. En el caso que nos ocupa el Asefa Estudiantes vuelve a la elite del baloncesto español. Y lo hace en equipo, con velocidad de crucero y cerrando el círculo de la dolorosa derrota en el partido de cuertos de final de la Copa del Rey. Varios meses después de aquel inexplicable final del partido el Estudiantes volvió a Bilbao. En este caso era un partido decisivo, tanto para los colegiales como para el Bilbao Basket, y la ley cósmica del Karma nos devolvió lo que en febrero se llevó el Powers Electronic Valencia. Con el billete para los playoff en el bolsillo ahora sólo queda cerrar la fase regular más arriba. Tal vez, un quinto lugar es posible. Luego a soñar. Tras cuatro temporadas en las que nos teníamos que frotar los ojos, dominados por el derrotismo y dando casi por hecho que en el Magariños se verían muy los partidos de la Liga LEB, el Estudiantes volverá a aspirar a la Liga. Parece mentira que una competición tan igualada como la ACB unos celebren que disputarán el playoff y otros, con similar plantilla o incluso mejor equipo, se queden fuera. Es la ley del deporte y del baloncesto en estado puro. Luis Casimiro ha sabido mantener la química de equipo, esa fórmula de la que todo el mundo habla pero que muy pocos conocen. Que se lo pregunten a Ettore Messina... Además, Luis Casimiro no es de esos entrenadores que gritan por gritar, que cambian al jugador tras el mínimo fallo o que recurre al manido “vamos a echarle huevos”, a falta de otros recursos tácticos a mano. Es un hombre tranquilo, de sentido común, sin aspavientos innecesarios, pero capaz de motivar y de decir la palabra justa en el momento apropiado. La química en el vestuario no se compra, se hace, y ese grupo humano que constituye la plantilla del Estudiantes es lo que hace ganar partidos frente a equipos de potencial superior. Los fichajes se han integrado en la dinámica de grupo, los llamados a ser séptimos,octavos o novenos jugadores han crecido como tales pese a ese proceloso mundo de las rotaciones. Incluso el ultimo en llegar, Lofton, parece que ya se había echado más de un mini en el patio junto a la Nevera. Ahora, toca saber cuál será el rival y... a jugar. Cuando acabe la temporada ya veremos si Carlos Suárez se viste de azulgrana (¿en lugar de Mickeal?). Espero que en el banquillo siga Luis Casimiro. Se lo agradecería porque en mi caso... siempre suspendía en química.
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