El brote de testosterona que nace del córtex cerebral del periodista alemán que dedicó toda clase de lindeces a las las ministras socialistas fashionistas de ZP me desagrada. No sorprende a estas alturas de la película que alguien vaya de guay por la vida diga lo que piensa o, incluso, que se publique. Nos guste o no, sales a la calle, entras en un bar y mientras desayunas un café con cruasán escuchas cómo en la mesa de al lado se pone a parir a las ministras de cuota de Zapatero o se debate sobre el culo de la buenorra que sale en la última página del AS. En los baretos es donde mejor se palpa el sentir ciudadano. Otra cosa es lo que luego se diga para quedar bien, ir de progrematrix o vivir de lo políticamente correcto. Lo triste es que por abrir la boca, aunque sea para decir una sandez tras otra, se dé pábulo a todo y el coro de palmeros anime la fiesta. Y si es en Internet mejor. Así que lo que me sorprende de verdad es la enorme repercusión que ha tenido ese reportaje titulado Los maniquíes de Zapatero. Y más aún, sorprende que lo haya publicado un periódico serio y de referencia en cualquier facultad de Periodismo. Claro, que no corren buenos tiempos para el periodismo escrito, una profesión bajo mínimos desde hace años. La prensa de papel lleva tiempo buscando un futuro mientras el mileurismo y las hipotecas atenazan a los profesionales e Internet permite que todo hijo de vecino se crea periodista. En este panorama de caída de ventas en los diarios y sin que la prensa escrita vea la luz en el horizonte entiendo que el Frankfurter Allgemeine Zeitung haya publicado este reportaje. Otra cosa es su repercusión transfronteriza y el cúmulo de reacciones políticas. Claro, que si aquí nos preocupamos de las patillas de Tomás Gómez tampoco nos debería extrañar que un medio, hasta ahora referente de calidad informativa se meta en estos jardines. Es una señal más. Este verano The Times, el diario de los sir y los gentlemen, culpaba a Sara Carbonero de la derrota de la selección española de fútbol en el primer partido del Mundial. Aunque la vicepresidenta De la Vega haya puesto el grito en el cielo por Los maniquíes de Zapatero y le mole más un reportaje de la prensa amiga, como el que dedicó la revista Vogue en 2004 a las ministras con el título de Ocho mujeres para la historia, la respuesta se la dio Zapatero en Nueva York, en este caso ante el rey de Marruecos Mohamed VI y otra desafortunada frase: “La foto es lo más importante”. Y sus ministras son las que han salido en las fotos del Frankfurter Allgemeine Zeitung .
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