domingo, 5 de julio de 2009

Vacaciones

Durante años alimenté una ilusión efímera. Un anhelo que se sustentaba cada mañana en el viaje en Metro entre Avenida de América y Ciudad Universitaria. A las ocho y veinte salía de mi casa para ir a la facultad y diez minutos después ya estaba delante de la puerta del mismo vagón de todas las mañanas. A la misma hora y el mismo lugar empezaba el encuentro con la quimera cotidiana. Siempre entraba al vagón con la ilusión de coincidir con una compañera de viaje. Jamás cruzamos una palabra, pese a que durante dos cursos cada mañana repetíamos la escena. Ella y yo, acompañados por la humanidad. En muchas ocasiones, en pleno traqueteo del metro, nuestros ojos se cruzaron y todavía me pregunto quién de los dos se ruborizaba más. Recuerdo que bajábamos las miradas y disimulábamos como si no nos hubiéramos visto nunca. Eran tiempos en los que no nos planteábamos la necesidad de pasarse la vida eligiendo entre las necesidades y el azar. Camuflado en un look interesante y misterioso, a lo Morrisey, para disimular la timidez, con The Smiths machacando el walk-man sin cesar, confiaba en que llegara el día de sentarme al lado de esa chica. “De mañana no pasa”, pensaba. Y así dos cursos, de lunes a viernes. Jugaba a imaginar qué estudiaba, por dónde vivía y por su aspecto podía deducir sus aficiones y gustos musicales. Pero jamás supe nada de ella. Tan sólo que siempre llevaba los libros y los cuadernos de apuntes en un macuto militar de color caqui sobre el que pintado a boli estaba el símbolo de Haz el amor y no la guerra, así como los nombres de Led Zeppelin o Bowie. Eso y nada era lo mismo. Pero cada mañana nos buscábamos. Un mes de octubre, al comienzo de otro curso, tras las vacaciones de verano, volví a coger el metro. A la misma hora y el vagón de siempre. Miré y rebusqué pero ella ya no estaba. Jamás volvimos a coincidir. Ahora que empiezan las vacaciones muchos alimentan una incertidumbre ante las dudas de futuro que planean sobre septiembre. ¿Volverán a coincidir delante de la máquina de café con desconocidos a los que ven todos los días pero con los que jamás han cruzado palabra alguna?

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