"Me he dedicado a hacer hitos urbanos en todo el mundo"
Alcalá va a mirar más allá de donde llega su propia visión, como lo hizo el personaje más universal de Cervantes, a través de las sesenta piezas que componen la exposición escultórica de Sebastián (Chihuahua, México, 1947), un prestigioso artista conocido en todo el mundo. Desde hace unos días, los alcalaínos asisten, entre atónitos y curiosos, a la instalación de esculturas, algunas de más de 16 metros de altura, que forman parte de la exposición Sebastián, en la cuna de Cervantes, que se inaugurará el 17 de octubre y permanecerá tres meses en la ciudad complutense. La exposición viajará luego a Toledo y San Sebastián, donde compartirá espacio urbano con el conjunto escultórico El peine de los vientos, de su admirado Chillida, un artista que Sebastián añora y que define como “escultor monumental”.
–¿Cómo surgió la idea de hacer una exposición de estas características en Alcalá?
–Formo parte de la colección de la Fundación Llopis y el señor José Félix Llopis siempre había querido traer una exposición de México de mi quehacer urbano. Yo ya había exhibido París, en Israel, en Egipto y en Venecia. Y si lo hicimos allá, ¿por qué no en Alcalá? Lo hicimos y lo tramitamos. La exposición está auspiciada por la Universidad de Alcalá, el Ayuntamiento, la Universidad de México, la Fundación Sebastián y la Fundación Llopis. Fundamentalmente ha sido una apuesta de la Fundación Llopis.
-¿Qué significa para un artista de su categoría estar en la cuna de Cervantes?
–Es como un sueño. Un sueño maravilloso, un honor, un gran acontecimiento en mi vida para mi obra. Por esa razón hice un Quijote especialmente (levantado frente a la capilla del Oidor), que constituye un homenaje escultórico a Cervantes. Además, la figura de Don Quijote es el gran personaje extraordinario de este gran autor y estar en la cuna de Cervantes... con más razón estoy emocionado.
- ¿Cómo es ese Quijote?
–Traté de darle todo lo que simboliza el Quijote a nivel universal. El hombre visionario, inteligente, soñador, loco, soldado... Todo eso implica mi estructura, si bien es cierto que es una visión meramente geométrica porque todas las formas que conforman la estampa del Quijote sebastino son pura geometría. Tiene un sombrero que es una especulación geométrica del cono de Apolonio, este griego extraordinario de la geometría. Es el sombrero de la inteligencia el que lleva el Quijote de La Mancha.
-¿Y las demás formas del Quijote?
-Todas las demás formas, por ejemplo la armadura que lleva, están desgajadas del corazón del cubo y transformadas en una armadura, y a la vez en un saco como de frac, cuando se ve por detrás, que le da la dignidad de un caballero. El brazo, que da una vuelta circular, evoca la fuerza de la mano en la lanza del Quijote.
- Son puras abstracciones...
–Sí, son puras abstracciones geométricas sebastinas pero al final lo que conforman es un caballero con mucha dignidad que con la vista que tiene, ve el horizonte más allá del futuro. Todo eso es lo que traté de decir con esa figura como un homenaje a mi manera al gran Cervantes.
- ¿Se le puede definir como un artista macrourbano?
–Me he dedicado a hacer hitos urbanos en todo el mundo. Por ejemplo, en Japón tengo dieciséis esculturas urbanas en ciudades importantes que ya se han convertido en hitos, en símbolos. Realmente me he dedicado a eso. En México tengo puertas enormes que simbolizan la imagen de la entrada de la ciudad y evoco un poco la historia, desde los dólmenes, los menhires, los obeliscos. ¿Y por qué no pensar también en la puerta de Alcalá y la puerta de Madrid?
- ¿Le gustaría que la Alcalá cervantina quede vinculada para siempre con su obra?
–Con esta exposición va a estar mi obra profundamente vinculada y con un sello muy especial. Con un Quijote, cuya solución escultórica me ha hecho muy feliz porque es una cuestión figurativa. Yo no soy figurativo, nada más evoco la figuración porque soy tremendamente abstracto. Me emocionó tanto la idea que ahí está plasmado el Quijote de Cervantes como yo lo veo.
- ¿Las ciudades son más vivas en una exposición de estas características que un museo?
–Absolutamente. Es más democrática la cuestión estética porque es verdaderamente del pueblo, verdaderamente popular, porque las piezas se exhiben y las ven todo el mundo. Y las toman o las dejan, o las rechazan, pero participan de ellas y se vuelve una comunicación profunda, más directa.
-¿Sebastián va a ser más alcalaíno a partir de ahora?
–Por supuesto. Llevo a Alcalá en mi corazón desde mi infancia y mi adolescencia; y desde mi enfrentamiento al Siglo de Oro español, a Cervantes, a la lectura de El Quijote... Está en mi corazón por el recuerdo histórico de lo que significa. Lo mismo que la Universidad de Alcalá, por lo que significa para los mexicanos.
-¿Cual fue su primera impresión la primera vez que vino a Alcalá?
–Recuerdo en mis clases de secundaria y preparatoria que cuando abordábamos el Siglo de Oro era como un mito. Al conocer Alcalá ese sueño se hizo realidad. Uno siempre que admira personajes trata de entender cómo vivieron, cómo crearon, cómo sintieron y en qué entorno se desarrollaron. Alcalá fue extraordinaria para poder revivir ese recuerdo.
- ¿Le gustaría que alguna de sus esculturas se quedaran de manera perenne en la ciudad?
–Ese es el deseo de cualquier escultor urbano. Pero es más complejo y responde a otras circunstancias.
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