La pugna entre Madrid y Cataluña por la fabulosa inversión de cifras mareantes de Eurovegas es de película. Las comparaciones son inevitables y por estas tierras tan castizas esta historia nos recuerda la inolvidable película Bienvenido Mr. Marshall. Hace unos días, tras el encuentro en Las Vegas de las delegaciones de Madrid y Cataluña con Sheldon Adelson, el magnate estadonidense, sabemos que la diferencia entre ambas ciudades está en las alturas, en la restricción para elevar rascacielos.
Y ahí gana Madrid. Al menos, Percival Manglano, el consejero madrileño, tuvo la oportunidad de ver de cerca a Sheldon Adelson y comprobar que existe. Llegué a pensar que bajo ese nombre lo único que se esconde es un conglomerado de empresas y de grupos inversores. Ahora que parece que Alcorcón puede unirse a Macao y Las Vegas, donde Adelson ya tiene emporios, una cosa me viene a la memoria. Es el discurso aquel del alcalde de Villar del Río cuando decía eso de: “Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación”.
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