lunes, 21 de noviembre de 2011

Al final de la escapada




Los aficionados al cine conocen muy bien el final de una de esas joyas cinematográficas que a menudo hay que revisar si se quiere tener la cabeza en su sitio, en especial en estos tiempos de voracidad de los mercados y asedios de la prima de riesgo. Me refiero a esa joya de Jean-Luc Godard titulada Al final de la Escapada. El título es lo suficientemente elocuente como para resumir lo que la noche electoral nos ha dejado después de tantos meses de campaña, estrategias para arañar votos de donde sea y cansinos mensajes, tan vacíos de contenido como demagógicos, en medio de una crisis sin precedentes. La cosa es que con el final de la película electoral ha pasado lo que se preveía, que el PP ha arrasado, que en el PSOE  se ha producido una hecatombe sin precedentes y que las empresas que se dedican a los sondeos de opinión que durante meses nos han machacado con el mismo pronóstico se han ganado el sueldo. La papeleta que tiene Mariano Rajoy por delante es de órdago. Pese al fiestorro que ayer montaron sus militantes en la sede de Génova, imagino que el líder popular dejó las copas y los brindis para otro momento.



Después de acabar la campaña oficial sin decir qué va a hacer para crear empleo y reducir el paro ha llegado su hora. En su primera comparecencia de anoche, tras el histórico triunfo del PP, Rajoy advirtió que no habría “milagros”. Tiene razón. Sería de inconscientes creerlo así. Rajoy tiene por delante una tarea titánica, en la que deberá mostrar hechos, no sólo intenciones. Supongo que no tardará en anunciar los profundos recortes –sí, recortes– que habrá que llevar a cabo para profundizar en la política de austeridad y cumplir con el objetivo de estabilidad presupuestaria que marca Europa. Y es precisamente Europa quien va a marcar los pasos y las decisiones de ese hombre tranquilo, muy gallego y de silencios exasperantes. A su manera, Rajoy también está Al final de la Escapada. Pero la huida también llega a su fin para Rubalcaba. Su carrera electoral en 2008 ha llegado a su fin y sería una temeridad pensar que volverá a tener una oportunidad así porque el congreso del PSOE debe servir para renovar el partido.En la película de Godard, y siento desvelar el final a todo aquel que a estas alturas no la haya visto, Belmondo muere a manos de sus perseguidores, con el pitillo en la boca y cansado de huir (claro, que perdidamente enamorado de Jean Seberg). Películas así solo hay una, por muchos remakes que hagan.Y el PSOE haría mal si hiciera un remake.

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