lunes, 17 de enero de 2011

¡Presidente!

Los ex, o la ex para que no se altere nadie, son siempre un problema. Mayor o menor, pero un engorro al fin y al cabo. Encontrarse con una ex siempre remueve el interior de uno por lo que pudo haber sido y no fue; o lo que fue y te chirrían los huesos al recordar la pesadilla. De indiferencia, nada. Con un ex o una ex lo que te pide el cuerpo es llamar a un cerrajero para abrir el candado con los nombres que un día la pareja, tocada por la cursilería, colocó en el Puente Milvio de Roma, sobre el río Tiber.

Esa cursi prueba de ceguera eterna inspirada por el escritor Federico Moccia, que provoca más de un quebradero de cabeza a las autoridades de la ciudad eterna, es tan cojonera como un ex presidente del Gobierno. El fichaje millonario de Aznar y González por empresas privadas exige una reflexión y una ley. En Noruega hay un periodista que ha hecho de los mileuristas españoles uno de sus temas favoritos porque no entiende cómo se puede vivir con mil euros al mes, y aquí los ex presidentes del Gobierno español pisan una sala de conferencia, asesoran a zutano o mengano y convierten su dorada jubilación en una máquina de hacer euros. Aznar se lleva 200.000 euros al año por asesorar a Endesa y González 126.000 de Gas Natural.

Son los dos únicos ex presidentes de la democracia española en activo, se aburren y les pagan por ello. En realidad nunca se han ido, y en medio del descrédito político generalizado cualquier palabra suya la lía parda. Para desgracia de sus delfines, abren la boca demasiado. Ni siquiera una pensión vitalicia es suficiente para ellos. Alguien debería lanzarse al río del puente donde los ex presidentes González y Aznar lanzaron la llave del candado para recuperarla y poder abrirlo. Ese candado es de otra época, merece otro lugar. Ambos se pavonean de un sitio a otro abriendo las puertas que gracias a su responsabilidad como mandatarios del Estado desempeñaron varios años. No sé si en sus tarjetas de visita bajo el cargo de ex presidente del Gobierno figura el de asesor, diseñador de joyas y conferenciante. Se me ocurre que no estaría nada mal que, ya que tienen tanta influencia, en vez de asesorar a los ricos y famosos, se dedicarán a colaborar con esas ONG's que llevan la esperanza a sitios donde no la hay. Pero mucho me temo que mientras sigan adorando sus oídos con el grito de “¡presidente, presidente!" seguiremos en otra dimensión.

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