viernes, 27 de agosto de 2010

Teletienda

Dormir la siesta desde esta semana será distinto. Se abre un nuevo curso, los días son más cortos y el regreso a la rutina no dará tregua. Muchos se plantean hacer borrón y cuenta nueva de su vida para aguantar el tirón. Otros se conforman con regresar con las pilas cargadas, pero el juego de tratar de ser otro es una ilusión. Dura hasta que el primer mamporro de la realidad te coloca en su sitio y tienes la suerte de caer de pie. Con este panorama la vía de escape puede estar en la televisión, en el respiro que ofrecen los anuncios de teletienda. Muy pocas personas reconocen que en alguna noche de insomnio hayan cogido el teléfono para concursar en un Call-TV o encargar, por ejemplo, un slender shaper en busca de unos abodominales lisos. Pero los clientes de teletienda existen, nos rodean y están más cerca de lo que pensamos. Visitar la casa de unos amigos que te invitan a cenar y encontrar alguno de esos productos milagrosos que arreglan rayaduras del coche, cocinan solos o quitan las lorzas sin el menor esfuerzo produce todo un subidón. Y más, si el hallazgo tiene lugar después de pasar unos días de vacaciones, tumbado a la bartola adorando a la mangancia. Será porque durante las vacaciones todo es más relativo. Sin agenda ni obligaciones todo es distinto y cuando uno disfruta de su primer día de veraneo se cae en el error común de pensar que siempre va a ser así y que nunca se colgará el cartel de The End. Inocente autoengaño. En vacaciones uno puede permitirse lujos que no están a su alcance. Uno de ellos es cerrar los ojos y dormir la siesta a pierna suelta con la ventana abierta. Digamos que son excesos personalizados a gusto del consumidor, como esas fastuosas mansiones que muestran las celebrities en las primeras páginas del ¡Hola! El talonario no nos permite acceder a esos casoplones del papel couché, pero sí llamar a la teletienda y encargar esa máquina que ayuda a quemar la grasa sin esfuerzo. Es tan real como que septiembre no dará tregua. Empieza un nuevo curso político donde la batalla (cruenta, se mire por donde se mire) de los socialistas en las primarias de Madrid, la convocatoria de una huelga general o la evidencia de que habrá que trabajar más años para cobrar la pensión propiciarán que hasta el zumbido de una mosca sea tan molesto como el exceso de la retórica en lo superficial. Las elecciones municipales y autonómicas están a la vuelta de la esquina y visto lo visto, no me extrañaría que a partir de ahora proliferen más que nunca los políticos de teletienda.

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