lunes, 14 de junio de 2010

Otro lunes


Definitivamente he perdido la confianza en los lunes. Y si amanece nublado, con amenazantes nubes de lluvia en junio, más aún. Ya no es cuestión de que no me gusten los lunes y que en el radiocassete me revienten los tímpanos con ese tema de Bob Geldof y sus The Boomtown Rats como acto de rebeldía juvenil ante la idea de volver a clase tras el fin de semana. Perder la confianza en el primer día de la semana es el primer paso, lo siguiente será la fe. Ya no hay lunes sin sobresalto. Un lunes nos levantamos con la noticia de que soldados de uno de los mejores ejércitos del mundo toman en alta mar, a sangre y fuego, una flotilla de barcos con Gaza como destino. En vez de pegar un zambombazo al timón y dejar al pairo los barcos, estos marines del pueblo elegido optan por el ratatatatatata de las metrallelas y la acción de combate mientras su país se pone al mundo por montera. Otro lunes la europea más poderosa nos advierte que lo de vivir por encima de nuestras posibilidades se ha acabado. Si no fuera porque es Ángela Merkel la que lo dice, y no cualquiera de esos tertulianos que rinden pleitesía a sus intereses editoriales, no me queda más remedio que tomármelo en serio. Y si en Alemania anuncian este recorte… ¡Cómo estaremos aquí! Y lo malo es que acaba de empezar otra semana. Otro lunes y con la misma música, con el único aliciente de una reforma laboral que se aprobará por decretazo, pero de la que se habla más por facilitar el despido que por aumentar la productividad laboral. Otro dichoso lunes al sol sin nada que hacer para muchos. Mientras que para más de cuatro millones de españoles no hay casi esperanza, la orquesta del Titanic sigue tocando, pero ya no lo hace para los viajeros, ni siquiera para adormecer las conciencias. Algunos creían que el barco en el que vivimos no se hundiría nunca. Por eso creo que los músicos de esa orquesta no tienen miedo, sólo tocan para aliviar el dolor. Y ya puestos, si todavía se admiten peticiones del público antes de que el barco se incline más, les pediría el I dont’t like mondays, y con ritmo de habanera si es posible.

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