domingo, 8 de noviembre de 2009

'Metisaca'

Nos hemos plantado en noviembre sin que octubre fuera octubre. Es como si el escenario de cartón-piedra de una producción cinematográfica se hubiera apoderado del otoño y la película de esta estación fuera otra. Al menos, ya se empiezan a ver las bufandas y los abrigos, signos inequívocos de que el frío ha llegado. En las cocinas, el agua de los pucheros hierve para que entremos en calor, aunque a menos que el invierno azote con toda su crudeza, habrá que dejar el cocido y seguir con el gazpacho. Noviembre ha sido un mes de sol, manga corta y de heladería, pero también un mes de despiste, de acoso y derribo. Aunque los expertos reiteran que los cambios en el clima hay que analizarlos en grandes periodos lo que es un hecho es que algo es distinto. ¿Adónde se fue el otoño? Algunos piensan que una de las ventajas del cambio climático es que se puede estar tomando el aperitivo en una terraza en pleno invierno o que puedes recibir a los camellos de los Reyes Magos mientras te das un baño en Benidorm. Pero a uno estas cosas no le convencen, tal vez porque soy reacio a los cambios, incluido el climático. Seguro que si el clima fuera un banco, los más poderosos ya habrían ido en su ayuda para inyectarle dólares. Pero no es así. Muchas palabras y pocos hechos. Las cosas tienen que suceder en sus coordenadas de espacio y tiempo, tanto como las setas son al otoño y el melón al verano. Fuera de eso me descoloca mucho que pase el otoño y lo reciba en bermudas. Pero ahora la confusión es lo habitual. Se ve normal estar con jersey en casa en verano, con el aire acondicionado a tope, mientras que la calefacción en invierno nos obliga a recibir a las visitas en gayumbos. El cacao mental que tenemos es tal que hasta el PP, a cuenta de las luchas entre Aguirre y Gallardón, montó su Belén en octubre. Supongo que será por eso que dijo Ricardo Costa, Ric para los amigos, de que en el PP nunca se acaba la fiesta. Así que no nos extrañemos si en enero los populares sacan a la gaviota en procesión. Todas estas cosas me pillan con el pie cambiado, así que creo que no me quedará más solución que hacer como los toreros. Le hice un metisaca en toda regla a octubre, para salir airoso ante el respetable, y a esperar a que noviembre se comporte tal y como se espera.

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