domingo, 4 de octubre de 2009

Comediscos

Todos tenemos una banda sonora en nuestra vida. Puede que no nos demos cuenta y que ni siquiera tengamos grabadas en un CD o un mp3 las canciones que un día nos hicieron soñar, ser felices y hasta superar el trauma de una ruptura con la novia del cole. Pero basta escuchar alguna de esas canciones un día, por sorpresa, para que ese curioso archivo sensorial de la memoria que tenemos en el cerebro se ponga en marcha y nos actualice los recuerdos. La música tiene esa magia. Ahora que el rock español está de cumpleaños, medio siglo, es un buen momento para mirar atrás y desempolvar esos vinilos y las cassetes grabadas de la radio. Al menos, cada canción que escucho tiene el poder de trasladarme en el espacio y el tiempo. En la mítica Rock-Ola, mientras tocaba Aviador Dro me declaré a una chica; en la Escuela de Caminos flipé con Alaska y los Pegamoides; en Vigo, en una noche de juerga, pincharon un tema de Prefab Sprout en la discoteca que me recordó a un amor perdido; en una solitaria playa de la costa lucense, The Smiths sonaron en una romántica puesta de sol; en La Romana (Alicante) la pachanga de una orquesta reventó los pies de mi pareja y los míos de tanto bailar; en la sala Clamores percibí la emotividad que un tipo como Antonio Vega transmitía y que a través de un himno generacional como Chica de Ayer hacía cómplice a todo el público… Así podría seguir, de un lugar a otro, uniendo canción y recuerdo, amores y desengaños, resaca y sobriedad, aprobados y suspensos, felicidad y tristeza. No sé que hubiera sido de mi vida sin música, como le sucede a John Cusack en el papel que interpreta en Alta Fidelidad. Igual que él, también tengo mi top ten, pero esta lista me la reservo. Ahora que según el periodista y crítico musical Diego Manrique se cumplen 50 años del rock español, tomando como referencia la edición del primer disco del Dúo Dinámico en el sello Odeón, es un buen momento para reconocer a los músicos su heroicidad y desfachatez para salir adelante en estas décadas, dando testimonio de modernidad, esplendor creativo y, simplemente, por haberme hecho la vida más fácil. Lo que me ha costado expresar en 27 líneas Mark Knopfler lo resume en una frase: “La gente utiliza mi música para vivir mejor. Pues eso

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