jueves, 24 de enero de 2013

We, the people




Por un momento parecía que los madrileños nos íbamos a librar de otro tarifazo en el transporte público. Falsa ilusión. El año pasado hubo tarifazos en mayo y septiembre, y antes de que acabe el primer mes de 2013 nuestros mandamases han decidido que todavía se puede apretar un poco más a la gente. Nunca al revés. La excusa siempre es la misma, que si sube el gasóleo, que si hay que adecuar el precio del servicio a los costes, que si el metro es más barato que en Londres...

Da igual. A este paso viajar en los buses interurbanos de Alcalá de Henares a Madrid y coger el metro en Sol para ir a Portazgo se va a convertir en artículo de lujo.Ya imagino los abonos transporte de diseño by Philippe Stark, Vuitton o de quien sea exhibidos en una tienda exclusiva de la milla de oro. Igual que también preveo a medio plazo, cual vidente express, una tasa a los que pedaleen en sus rescatadas Orbeas. Delirios aparte, el tarifazo del transporte público en Madrid me sirve como excusa para abanderar la defensa de la clase media. Será porque siempre he creído que para todo en esta vida en el término medio está la virtud. Por algo siempre recelé de los extremos, casi tanto como de los conversos políticos o de los que contestan a las preguntas levantando la mirada hacia arriba y a la derecha.

La realidad es que la otrora pujante clase media española cada vez está más exprimida mientras la corrupción, las corruptelas y la falta de ética sacuden los cimientos en España.Mientras aquí así nos luce el pelo, no puedo evitar cierta envidia cuando miro al otro lado del Atlántico, en concreto a los Estados Unidos. Aunque no soy amigo de ceremonias ni de actos sociales la investidura del presidente norteamericano, Barack Obama, esa performance del lunes 21 de enero, fue impecable. Admiro profundamente su oratoria, tanto en la forma como en el fondo. Cuando dice cosas como que "nuestra fortaleza se ha de basar en la prosperidad de la clase media" suena a música celestial. Pero reviso los escándalos nuestros de cada día, echo un ojo a las portadas de los periódicos y se me dispara la tensión.¿Y saben lo que lamento? Que aquí no haya un Obama que diga: “We, the people”.

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