domingo, 4 de diciembre de 2011

El euro cruje


La lavadora es algo más que un electrodoméstico. Es una máquina que posee poderes extraordinarios que van más allá de lavar la ropa sucia. Durante años lava y lava, obra el milagro de quitar manchas y mantener los colores de las prendas. Con el paso del tiempo se van sustituyendo los calzoncillos, las camisetas, los vaqueros y los calcetines, pero la lavadora sigue a lo suyo,  a dar vueltas y vueltas, mezclando el detergente y el suavizante con la ropa..

Lo extraordinario es que muchas veces los pares de calcetines que entraban en el cesto de la ropa sucia no salían de la lavadora tras el correspondiente centrífugado o sólo salía uno suelto. Daba igual.Hemos aguantado años mezclando calcetines con la misma tranquilidad que tirábamos de los euros para tapar vergüenzas y vivir a todo trapo. Unos se ponían un palacete en su vida colocando informes repletos de vaguedades o se lo llevaban muerto en forma de comisiones, otros pasaban de la alpargata al Porsche subvencionado con la venta de unos terrenitos y mientras, una gran mayoría  se reía del que pagaba por comprar un billete de metro. "Para qué pagar si te puedes colar, hay que ser tonto" es lo que se puede leer en el pensamiento de ese españolito que no hace colas y pisa el acelerador por el arcén de los listos en pleno atasco. Dichosa picaresca. La falta de conciencia social es tan española como la furia de la infantería que acojonó a media Europa. Pero es la carencia de conciencia social lo que nos hace estar tan lejos de la Europa. Y mientras, la lavadora a lo suyo. La malo es que la lavadora da señales inequívocas de que no puede más.


Esa lavadora es la Europa del euro, la misma que nos ha construido carreteras, vías de tren de alta velocidad, potabilizadoras... y tantas y tantas cosas como podamos imaginar con cargo a los fondos de desarrollo regional. Hoy la Europa del euro no resiste, cruje. Llega la hora de refundar Europa para que tenga un verdadero gobierno económico y una estricta disciplina presupuestaria sobre la deuda y el déficit, con fuertes sanciones a los países que no cumplan. Angela Merkel no se cansa de repetir que la solución no son los eurobonos y que es la unión fiscal lo que va a salvar la zona euro. Merkel y Sarkozy tienen la sartén por el mango. Otros, como Mariano Rajoy, no tienen más remedio que aceptar, sí o sí, lo que Alemania y Francia decidan, y aplicarlo en España.

Dentro de unos días, el 8 y el 9 de diciembre, el euro se juega su futuro en la cumbre más importante desde que el euro empezó a correr por la vieja Europa. Los países de la zona euro tendrá que elegir entre dar un paso adelante o caminar en un alambre sobre el vacío.  Ahora la lavadora sigue siendo la misma, la ropa sucia también es nuestra y si queremos seguir pagando en euros ya nadie  podrá perder calcetines por el camino.

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