sábado, 9 de julio de 2011

¿Sobreviviré a una invasión marciana?

Salía el otro día de la estación de metro de la Avenida de América cuando, de repente, vi ante mis ojos un enorme cartel que me puso la carne de gallina. Bajo el título de Falling Skies en grandes letras, un apocalíptico eslogan sembraba dudas sobre si teníamos los días contados: “¿Sobreviviremos?”. El calor estival y cierta congoja ante la que se nos podía caer del cielo estimuló mi curiosidad, casi de manera obsesiva. En cuanto tuve la primera oportunidad de estar delante de un ordenador y acceder a Internet    tecleé en San Google Falling Skies. No tardé en encontrar mi respuesta. Para tranquilidad de la humanidad no era más que el anuncio publicitario de una serie de televisión de ciencia-ficción apadrinada por Steven Spielberg que va a emitir una cadena de pago en España. En esta producción televisiva, una vez más, los marcianos invaden la tierra y un grupo de supervivientes se las apañan como pueden para salvar el pellejo. Por lo que pude leer parece la típica historia de invasores de los otros planetas, muy felones ellos y carentes de buen rollito, en la que una vez más se acumularán, una tras otra, todo tipo de desgracias para los terrícolas. Nada nuevo para el planeta Tierra, y menos para los habitantes de la piel de toro, tan dados a regocijarse en las tragedias, cateterismos y operaciones a corazón abierto. De algún modo, la invasión comenzó hace tiempo y los extraterrestres están ya en casa, en cuerpos de apariencia humana. Puede que sea usted uno de ellos, o tal vez yo, porque si se trata de destruir a los humanos nada como los propios humanos. Igual por eso nos van tanto las tragedias o las fatalidades. La España de hoy sigue siendo un patio de vecinos, donde el cotilleo campa a sus anchas para no dejar a títere con cabeza. Nada concita más interés en las tertulias que cualquier revés de los que despuntan para darles hasta en el cielo de la boca, o un moribundo, con su parte médico incluido. En el primer caso, todo es por la envidia, una característica tan española como el tinto de verano, la siesta o la furia de la Roja. En cuanto a lo otro, hablar de fatalidades, enfermedades y moribundos, basta con revisar La Escopeta Nacional y ver al marqués interpretado por Luis Escobar fingir su agonía al tiempo que grita: “Que vengan todos, que venga el servicio, que estas cosas les gustan mucho”. Y claro, sobrevivió.

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