viernes, 18 de febrero de 2011
Que se 'coloquen' con Mirinda...
El último grito de la moda en las noches locas de discoteca y boite es el smirting. Se trata, hablando en plata, de ligar mientras uno se echa un pitillo en la calle. El “estudias o trabajas” de toda la vida ha dado paso en las puertas de los locales a un “mira que tener que salir a la calle a echarse un pitillo”... La palabra smirting nace de los términos ingleses smoking y flirting, y es un vocablo importado de Nueva York donde el rigor de su ley antitabaco ya obligaba a buscar el amor fuera de esos locales tan gratos para conversar. Ni pista de baile, ni copas en la mano, ni luces de discoteca. A ligar a la puerta de la calle bajo la luz de la luna, si la hay...A este paso se va a borrar toda huella de un hábito sin el que difícilmente se puede entender la gran parte de la cinematografía. Los pitillos, casi siempre acompañados por copas, que han llenado durante décadas la gran pantalla han estado en manos de femme fatales y entrañables tipos duros; de rubias de bote y malvados sin escrúpulos. Han dado lugar a amores imposibles, coartadas perfectas, interrogatorios salvajes bajo la luz de un flexo y diálogos a quemarropa como ese tan inolvidable de Fred MacMurray y Edward G. Robinson en el final de Perdición. Sin embargo ahora, sin nicotina, los guionistas lo tienen crudo, pese a que la historia del cine ha estado siempre acompañada de humo. De la misma manera que para nosotros sería imposible evocar Casablanca, Gilda, El Halcón Maltés o tantas otras películas sin cigarrillos, a las próximas generaciones les sorprenderá que hasta hace poco se pudiera fumar en las clases, en los hospitales, en el bus o en el regional de Renfe a Logroño. La polémica viene ahora de la mano de la advertencia que han recibido los responsables del musical Hair en Barcelona porque los actores fuman en el escenario. Rechazo, por norma, el exceso de regulación, de la misma manera que el abuso que toda la vida han ejercido los fumadores sobre los que no fumamos, pero es absurdo que se monte la marimorena porque unos actores que hacen de hippies fumen una mezcla de albahaca, hierba luisa y hoja de nogal en lugar de ponerse con Mirindas. Esto poco o nada tiene que ver con el tabaco, sino con el sentido común. La ley antitabaco ha establecido unos límites, afina mucho, pero no se puede caer en la estupidez. ¿Acaso el siguiente paso será borrar con técnicas digitales los pitillos y los whiskazos en todas las películas rodadas en blanco y negro, Technicolor o el 3D? En fin, país.
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