domingo, 7 de diciembre de 2008

Los 'ex'

Si hay algo que a estas alturas que me sigue causando cierta confusión de los sentidos es pasear con mi mujer y encontrarme a una ex. ¿Qué quieren que les diga? Este tipo de reencuentro con el pasado íntimo de uno siempre sucede de la manera más casual y en el lugar más inesperado. Incluso en muchos casos ni siquiera llega a producirse, aunque uno hasta lo desee. El caso es que después de un siempre engorroso “tenemos que hablar” o de una carta de despedida siempre hay que reponerse para tratar de hacer borrón y cuenta nueva, hasta que una mala jugada del destino te vuelve a colocar en el tablero de juego. Ni siquiera un arreglo amistoso impide un día al salir de un bar, doblar la calle y toparse de bruces con el pasado para recibir el puyazo verbal y sentimental de una ‘ex’. Es algo así como encontrarte con el pasado del brazo de un tipo y que entre sonrisas forzadas aprovecha para recordarte que nadie como ella le daba el punto al gazpacho, como cantaba Sabina cuando evoca a sus señoras. Vamos, que eso es como tener una herida y que todos los golpes te vayan ahí. De la indiferencia de aquella relación a pensar en lo que fue y pudo haber sido hay una amplia gama de matices que sólo cada uno es capaz de resolver y aceptar. Pues algo así sucede con los ex presidentes del Gobierno, que con la ventaja que da hablar a toro pasado y rodeado de aduladores se permiten todo tipo de licencias, oportunos olvidos de su gestión se convierten en ‘tocapelotas'. Supongo que tanto Rajoy como Zapatero, pese a que aguanten el tipo de manera estoica, lo que más les incomoda no es el cara a cara entre ellos. Duelen más los reproches del líder ‘retirado’, que los de la trinchera política. Y los ex –Felipe González y José María Aznar– se gustan mucho a sí mismos y se les hincha la boca a la hora de lanzar mensajes y consejos. No sé si como Saturno devorarán a sus hijos, aunque en política todo es posible, pero no creo que ni a Rajoy ni a Zapatero les guste dejarse ver con una oreja colorada por la reprimenda del ‘ex’ cuando les leen la cartilla en público por no salir a ganar para llegar a La Moncloa o por mirar hacia otro lado ante la crisis. Y es que como sucede en las mejores familias, el peor enemigo en política está en casa.

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