lunes, 8 de diciembre de 2008

¿Debe dimitir Pedro Castro? Los ayuntamientos se juegan mucho

Pedro Castro es más Sancho que Quijote, no sólo porque sea manchego, de Tomelloso, para más señas, sino porque le gusta hablar, probablemente más de la cuenta. Y tanta locuacidad en política al final se paga y más cuando el patio de los ayuntamientos anda revuelto desde que los ingresos del suelo se esfumaron. El alcalde de Getafe y presidente de la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) es un tipo locuaz, cercano y popular y así lo ha demostrado para sobrevivir casi tres décadas a gobiernos de todo signo. Tres características que pueden ser buenas pero que cuando se llevan 25 años al frente de un municipio son tan traicioneras como el Síndrome de la Moncloa. Y más cuando se está ya en el punto de mira. Y es que Pedro Castro no es como sus antecesores en la FEMP, Rita Barberá. Heliodoro Gallego o Francisco Vázquez; ese alcalde de izquierdas que tanto gustaba a la derecha. De cara a sus vecinos presume de haber enterrado las vías del tren, de haber sido capaz de ampliar los servicios mínimos de una huelga de basura que marginaba al llamado sector III o de dialogar en plena calle con cualquiera. Pero Castro, sobre el que su partido cierra filas, llevaba semanas echando balones fuera. Que si el coche oficial de 120.000 euros pagado mediante leasing, que si no es capaz de presionar a José Luis Rodríguez Zapatero, que si... Mientras, desde los ayuntamientos populares se le exigía que fuera firme y convincente en la negociación con el Gobierno en la reforma de la financiación local. Sin embargo, en lugar de erigirse en ariete para reclamar la llamada segunda descentralización, que permitiría a los ayuntamientos resolver cuestiones como las competencias impropias, que muchas veces se llevan un 30% de los presupuestos municipales, el presidente de la FEMP se equivoca. Castro ha elegido, igual que el nacionalista Joan Tardá, la semana de la Constitución, ésa en la que tanto se habla de concordia entre los españoles, para meter la pata e insultar a los más de diez millones de votantes del PP llamándoles “tontos de los cojones”. Es cierto que ha pedido disculpas por activa y por pasiva, pero la regeneración democrática empieza por uno mismo y con el código ético en la mano que él mismo impulsó en la FEMP como alcalde de alcaldes debe dejar el puesto con naturalidad y sin más ruido. Sus palabras son un error que un municipalista no se puede permitir y la institución, más politizada que nunca, se lo agradecerá. De momento, lo deja en manos de la Comisión Ejecutiva de la FEMP, pero los alcaldes populares no cederán. Lo malo es que este ruido mediático, esconde el verdadero problema que ni Castro ni sus predecesores en el cargo han sido capaces de solucionar: muchos Ayuntamientos no tienen ni una cala. Es cierto que los ayuntamientos disponen de un fondo de 8.000 millones para hacer obras, pero también que el Real Decreto del Fondo de Inversión municipal sigue sin resolver los problemas del día a día, el de las facturas. La reforma de la financiación local, que permitiría a los ayuntamientos aumentar su participación en los tributos del Estado sigue siendo la asignatura pendiente y ni Castro ni el Gobierno central, ni las Comunidades autónomas parecen estar dispuestos a solucionarlo. Las respectivas administraciones porque no están las cosas como para ceder dinero y Castro, sencillamente porque pese a que en su día fue capaz de plantar cara a Leguina a cuenta de las inversiones regionales, ahora Zapatero es mucho ZP y su crédito de superviviente está al límite. La casual reunión con ZP, en la que sacó que las entidades Locales puedan incurrir en un déficit excepcional del 0,2% del PIB en los ejercicios 2008 y 2009, coincide con el anuncio del plan de los 8.000 millones. Una cifra inferior a la que el PP quería y que solicitaba mediante la creación de una línea de crédito de 5.000 millones del Instituto de Crédito Oficial y que el Estado avale las emisiones de deuda por 4.000 millones. Hay demasiado en juego para hablar de “tontos de los cojones”...

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