“Deben aceptar las reglas de su propio juego monárquico”
Puede que sea difícil de entender que en el siglo XXI alguien defienda una postura contraria a la separación de una pareja que ya no funciona, algo que es normal para cualquier mortal. Pero es que la Casa Real parece adaptarse a los nuevos tiempos sólo cuando interesa. Las reglas de juego de las monarquías no nacen de la democracia, ni de la voluntad popular, vienen impuestas y las aceptamos de buen grado. Cuando todavía no se sabe si la primogénita de los Príncipes, Leonor, será algún día la heredera debido a las propias normas monárquicas, que favorece al primer hijo varón, es discutible que un matrimonio real se separe. Y es que si somos modernos es para todo.
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