domingo, 21 de abril de 2013

La Marca España cotiza a la baja




La Marca España cerró la tercera semana de abril a la baja. Ni los éxitos deportivos salvaron del desplome la cotización de la Marca España. Si este producto llamado España, con tantos años de historia a sus espaldas, cotizara en bolsa seguro que habría traido a más de un inversionista de cabeza. Pero antes de entrar en detalles, empecemos por ese concepto del todo y de la nada que se engloba bajo la Marca España. No sé como vino al mundo ni quién lo parió. Pero me da que salió de un grupo de cerebros del marketing que un día se juntaron alrededor de una mesa en un brain storming de esos. Se pusieron a pensar y a soltar ideas mientras en su ego interior anhelan ser algún día como Don Draper, el protagonista de Mad Men, cuya primera enmienda es: "No importa lo que seas, sino como lo vendas".

El producto (España) ya existía y con la marca llega la hora de venderlo, para lo bueno y para lo malo. La Marca España es una Denominación de Origen que sirve para vender España al mundo y que cuando los éxitos deportivos llevan a un español a lo más alto propicia que los índices de confianza del mundo mundial hacia nuestro país lleguen hasta el infinito. Cierto que la Marca España no hace daño a nadie. Y también es tan cierto que tiene un reverso cuando menos casposo y made in Spain. La razón es que el producto que se vende bajo esa denominación también incluye esperpentos typical spanish como los de los últimos días. Me voy a ceñir sólo a tres ejemplos y eso que hago un esfuerzo para no entrar en política ni en poner a caldo eufemismos infantiles como "la movilidad exterior" de la ministra Báñez para referirse a los jóvenes españoles que dejan el país para buscarse un futuro ante la falta de perspectivas laborales.


El lunes era vox populi en tertulias, billares, cantinas, mercados, patios de vecinos, gasolineras y en cualquier rincón de España la portada de Olvido Hormigos en Interviú. Con el titular de "Con mi cuerpo hago lo que quiero" la ex concejala de Los Yébenes, famosa por un vídeo erótico privado que se propagó por las redes sociales, enseñaba sin pudor sus encantos en plan buenorra. Ahora Hormigos se echa la manta a la cabeza y se tira al monte del famoseo. No le bastaba con saltar de un trampolín en horario televisivo de máxima audiencia.Ya tiene su portada.  ¿Alguien duda de que tiene un prometedor futuro por delante es Sálvames y demás? ¿Alguien duda de que todo el mundo tiene un precio? Yo, desde luego, no. Y si me lo permiten coincido con ella en que cada uno con su cuerpo que haga lo que quiera.

Ese mismo día, ya de noche en España, asistimos boquiabiertos a un "vuelva usted mañana" en toda regla.Si no fuera porque se trataba de una situación trágica y de alerta máxima podría quedarse en un ejemplo más de lo que Larra tan bien resumió en esas tres palabras: "Vuelva usted mañana". Pero no se trataba de era ir a a la ventanilla a pedir que te pusieran un sello. Era ura emergencia  en toda regla porque 91 españoles corrieron la maratón de Boston, donde unos desalmados terroristas sembraron el terror con ollas cargas de metralla. Muchos de esos maratonianos viajaron acompañados de sus familias y se merecían, como mínimo, que un cónsul de España en una ciudad como Boston estuviera a la altura. Y no lo estuvo. El cónsul en España en Boston, apenas dos horas después de ese terrible y deleznable atentado en el maratón, admite en una entrevista en directo en Marca TV, que se va de la oficina en cuanto acabe su jornada laboral. ¡¡Olé sus cojones!! Para emergencias ya estaba el contestador del teléfono del Consulado. Menos mal que fue cesado de manera fulminante...

Y ya, si faltaba algo, nada como ese espectáculo protagonizado por algunos de los protagonistas principales de los que se ha denominado el saqueo de Marbella. La lectura de la sentencia a Julián Muñoz, Isabel Pantoja y Mayte Zaldívar, entre otros, acusados de delitos como blanqueo de capitales de pasta que se movía en bolsas de basura, se convirtió en un auténtico vodevil. La salida de la Audiencia de Málaga fue una escena digna de ser retratada por Goya y con motivos más que sobrados para incluirla en la serie de pintura negra, como el Duelo a garrotazos. La entrada a empujones de Isabel Pantoja en el coche, en medio de la turba que la insultaba, con los agentes de Policía superados por la masa y el chófer sobre el vehículo haciendo de guardaespaldas será muy difícil de superar. Quedará en el imaginario colectivo de lo español para siempre. Uno que ya tiene unos años se acuerda de una escena similar, en el entierro de Paquirri, pero nunca imaginé que algo así pudiera ocurrir en las puertas de un Juzgado.

Así que juzguen ustedes mismos. En una semana horribilis en la que ni Nadal ni Alonso arreglaron el desaguisado con las glorias deportivas de otros domingos de éxito, no nos queda otra que asumir que el despelote de Hormigos, el zarandeo malayo de la Pantoja o la espantá del cónsul de Boston también forman parte de la Marca España.

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