viernes, 8 de febrero de 2013
¡Hagan juego!
Adelson no va de farol. El hijo de taxista que se hizo multimillonario tras amasar una increíble fortuna ha elegido Alcorcón para su proyecto de Eurovegas. Ahora sólo queda esperar a que las ruletas comiencen a girar y que la réplica de Times Square emerja en el corazón de Eurovegas. Ese parque de atracciones para adultos, basado en el juego, el espectáculo, los centros comerciales y la vida padre, pero con trastienda de lumpen, está más cerca que nunca de hacerse realidad. A estas alturas a uno le trae al pairo si alrededor o dentro de los casinos se fuma, hay prestamistas sin escrúpulos o se compran servicios de bellas señoritas. Eurovegas es una parábola de la vida amparado por luces de neón donde las verdades ocultas no se ven abocadas a yacer bajo la superficie. En Eurovegas esa vida se ciñe a casi mil hectáreas donde se proyecta la construcción de doce hoteles, seis casinos y el reparto de máquinas tragaperras por doquier. Está claro que puestos a elegir hay otros modelos productivos mejores, más sostenibles y todo eso. Pero que alguien me diga si tal y como está el patio en un país dominado por la mediocridad, con cifras escandalosas de desempleo, no es mejor buscar el lado positivo de las cosas. Será que para no morir en el intento prefiero entender Eurovegas como una inversión más, no como la inversión ni el becerro de oro.
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