viernes, 18 de enero de 2008

¿Nos contamina la capital?

Asma, alergias y problemas respiratorios son efectos de una contaminación que es igual para todos en el Valle del Henares y que no se ve. Muchas veces detrás de los ozonazos o de los índices de partículas en suspensión se esconden factores como el viento predominante del oeste o la peculiaridad de un valle asimétrico. La peculiaridad del Valle del Henares constituye un punto negativo para la calidad del aire que se respira en Alcalá y el Corredor. Así, al menos lo consideran numerosos expertos, que señalan varios aspectos para explicar que el aire que s respira en Alcalá sea uno de los peores de la Comunidad de Madrid, tal y como puso de manifiesto recientemente el estudio sobre La calidad del aire en las ciudades elaborado por el Observatorio para la Sostenibilidad de España, de la UAH.Que Alcalá sea el séptimo municipio español de más de 100.000 habitantes que supera el valor límite de concentración media anual de partículas en suspensión, que llegan al aparato respiratorio y son causa de asma o alergia, no es casualidad. Y que la ciudad complutense ocupe el segundo lugar del ranking de municipios con peores índices de ozono, por detrás de Torrejón, también tiene una explicación. Y es que mientras que si un acuífero está contaminado se puede dejar de beber, “el aire no se puede desplazar” ni dejar de respirar, afirma Gonzalo Pérez, miembro del Foro del Henares.Por tanto, hay otras razones que explican que venenos como el ozono troposférico campe casi a su anchas, tal vez porque no se ve. Y es que el ozono, como las partículas en suspensión, han encontrado en el Corredor y Alcalá, gracias a un valle asimétrico, un lugar idóneo para acomodarse debido a que los vientos soplan de componente oeste. El gran gran precursor del ozono troposférico son el óxido de nitrógeno y los compuestos orgánicos que se forman en Madrid, en los tubos de escape de los coches y reaccionan a kilómetros de distancia.Los expertos tienen claro que el cambio climático y la calidad del aire son caras de una misma moneda ante las que hay que reaccionar ya que estos índices tan negativos del aire no salen gratis al ser fuente de enfermedades e incluso de muertes. Claro, que esa es otra verdad incómoda.

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