Lo tengo claro. El mismo interés que me despierta siempre un
estreno de Pedro Almodóvar es directamente proporcional a la expectación que me
genera la crítica sanguinolenta de Carlos Boyero. Está en el ADN de lo español.
El director manchego y el mordaz crítico cinematográfico han unido sus
destinos. Uno cava y saca la tierra hacia arriba y el otro trata de tirarla del
montón hacia abajo para tapar el agujero. Tengo tal descoloque que incluso ya
no sé quién es quién. Tanto uno como otro parecen ya condenados a existir como
una unidad de destino. Son enemigos irreconciliables, pero necesarios. Forman
parte del espectáculo. Está claro que
entre ambos no hay sintonía. La mezcla del universo almodovariano con el
demoledor sarcasmo del crítico revela algo tan nuestro como la
envidia y la mala leche. Sea como sea, la recaudación no deja lugar
a dudas con Los amantes pasajeros, título
del último filme del manchego.Consigue en la taquilla lo que la crítica
no le da. Puede que la cinta ofrezca momentos tan zafios que a su lado el humor
rijoso del casposo cine español de pis-caca-culo-pedo, de pasado tan reciente, se quede pequeño. Pero la película también
tiene escenas tan brillantes como la publicitada y desternillante coregrafía de
las tres locas azafatas al ritmo de I’m so excited, así
como diálogos ingeniosos de pata negra manchega que ya figuran en el
vocabulario de muchos que usan las frases de las películas de Almodóvar a las
primeras de cambio. Cierto que la cinta da poco más de sí, tampoco tiene más
pretensiones salvo demostrar que España es un inmenso patio de vecinos. Ahora, si
alguien quiere compararla con algunas de las grandes comedias de la historia
del cine, mejor que se quede en casa. Y aunque me aburrió, ya espero con ganas
su próxima cinta, simplemente porque Almodóvar es Almodóvar, como Woody Allen
es Woody Allen o Quentin Tarantino es Quentin Tarantino. Pasaré por taquilla,
con el 21% de IVA incluido si nadie remedia antes ese desvarío impositivo. Pero
por supuesto, también leeré al genuino Boyero. Su crítica no defraudará. Será
porque, en realidad, para amantes pasajeros nada como viajar con Almodóvar y
Boyero, ya sea en clase business, en chicken
class o de polizón
No hay comentarios:
Publicar un comentario