miércoles, 22 de agosto de 2012
El oro de Samia
Cuando las malas noticias se convierten en rutinarias la deshumanización vence. Nos hemos acostumbrado a leer, escuchar y ver en los medios de comunicación una y mil veces que una patera se hunde en el Mediterráneo causando la muerte de decenas de inmigrantes subsaharianos y ni nos inmutamos. Pero, mira por donde, la conmovedora historia de lucha y superación de una mujer somalí nos despierta de sopetón de la estúpida realidad. Mientras aquí, en el denominado Estado del Bienestar corremos a la farmacia a por una dosis de lexatin sólo con pensar en la que se avecina en otoño, hay gente que se juega la vida en busca del sueño que maltratamos. Ese sueño lo anhelaba la atleta somalí Samia Yusuf Omar al tratar de arribar a Lampedusa en una embarcación clandestina, tras una odisea por Etiopía, Sudán y Libia. Pero el destino es cruel. Samia pasó de competir en Pekín 2008 a morir en una patera. Un trágico destino que nos debe hacer recapacitar. Su vida, en medio de guerras invisibles y abusos intolerables, bien merece el eterno oro olímpico.
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