domingo, 10 de junio de 2012

Ensalada de eufemismos

"You say tomato, I say bailout" (Tú dices tomate, yo digo rescate") fue el titular de la edición digital de la revista Times tras la comparecencia del ministro de Economía, Luis de Guindos, en la que anunció que España iba a disponer de hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar el sector financiero español. El titular tiene tanta sorna como sentido común. Será por eso que lo primero que me viene a la cabeza es que por fácil que parezca aliñar una ensalada, no lo es tanto.





Los puristas de la cocina consideran que para que una ensalada, con su lechuga y su tomate, no se arruine, el orden correcto de los condimentos debe ser sal, vinagre y aceite, siempre en su justa medida. En el caso del rescate de hasta 100.000 millones de euros que se hizo público tras la reunión del Eurogrupo lo que hay es mucho aceite, y se ha puesto al final. Antes, la sal vino con las medidas de Rajoy para poner orden en el sector financiero español y con las otras reformas. El vinagre lo pusieron el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Eurogrupo, entre otros.

Ni De Guindos ni Rajoy, uno el sábado y otro el domingo, tienen en su vocabulario la palabra rescate, por dulce que sea lo suyo fue una ensalada de eufemismos. "Línea de crédito europea", "financiación europea para la recapitalización de los bancos", "apoyo financiero", "préstamo en condiciones muy favorables" fueron algunas de las expresiones utilizadas. Todas menos una: rescate. Será porque tiene connotaciones negativas. Lo mismo que recortes frente a ajustes, o subida de impuestos frente a ponderación tributaria. Tal vez en Moncloa deberían plantearse de una vez que habría que llamar a las cosas por su nombre, al tiempo los principales partidos deberían dar pasos para avanzar en esa otra palabra que tanto se nombra, pero que casi nadie ejerce: consenso. Tal vez, la extraordinaria situación de crisis económica sea la mejor excusa para replantaarse unos nuevos Pactos de la Moncloa.

Tras las presiones de los últimos días, incluida la del presidente norteamericano, Barack Obama, o la del informe del Fondo Monetario Internacional, que se adelantó casi 48 horas, casi nadie dudada de que iba a haber rescate (dejamos los circunloquios y eufemismos para otros). ¿De España? ¿Como en Grecia, Portugal o Irlanda? ¿España está intervenida? Lo cierto es que ese rescate (sí, rescate) se circunscribe únicamente al sector financiero, y a diferencia de países ya intervenidos, la ayuda no implica nuevos sacrificios sociales. Bastante tenemos ya encima con las medidas de ajuste que están en marcha y que tienen como víctimas principales a los que no han generado la crisis: los españolitos de a pie.

Rajoy lleva apenas seis meses en La Moncloa y parece una eternidad. Sería injusto reprocharle a él y a su equipo que en este margen no hayan sido capaces de solucionar una crisis de semejante magnitud. Sólo con ganar unas elecciones no basta, la confianza no se genera saliendo al balcón de Génova a festejar el triunfo electoral, pero se pierde con premura con medidas y decisiones que no figuraban en las promesas electorales. Del mismo modo, hay que reconocer que si Europa no ha exigido más sacrificios a España cambio de inyectar capital en el sistema financiero español es porque el Ejecutivo de Rajoy ya los está promoviendo con severos planes de ajuste que han llevado a la calle las protestas por los severos recortes (sí, recortes, sin eufemismos) también en Educación y Sanidad. "Si no hubiéramos hecho en estos cinco meses lo que hemos hecho, lo que se hubiera planteado ayer era la intervención del Reino de España", ha dicho Rajoy. Y no le falta razón.

Al menos, los ahorradores u los que tengan su cuenta corriente en en una de esas entidades con riesgo pueden respirar más tranquilos ahora con esta inyección millonaria de euros al FROB, que será quien los distribuya a las entidades financieras en apuros. Sería de necios no reconocerlo. Igual que hay que reconocer que este rescate, que el Ejecutivo de Rajoy se empeñó en negar hasta el último momento, no afectará al déficit. Pero tampoco estaría mal analizar cómo se ha llegado a esta situación en la que se pueden repartir las responsabilidades. Por ejemplo, la de los responsables económicos del Ejecutivo de Zapatero, incapaces de tomar medidas para frenar los efectos lacerantes del pinchazo de la burbuja inmobilaria que devoraba las Cajas de Ahorro. Por eso sorprende que ahora Alfredo Pérez Rubalcaba pida una comisión de investigación en el Parlamento y califique de "mala noticia" el rescate. ¿Será que los socialistas acaban de llegar y no han estado en este país durante los últimos años?

Por supuesto, también tienen responsabilidad los populares, con Rajoy y sus gestores económicos a la cabeza, en especial por su nefasta gestión de la crisis de Bankia, una entidad que hace unos meses anunciaba beneficios y semanas después de subía a un carrusel de cifras de rescate. ¿Alguien con un mínimo de sentido común lo puede entender?

Los gestores del Banco de España, incapaces de hacer valer los criterios profesionales frente a los políticos también tienen tienen mucho que decir; al menos, tras el rescate la entidad gana poder de control y de sanción. ¡Y qué decir de los delirios de algunos gobiernos autonómicos que tenían en las Cajas de Ahorros sus potosís particulares! De todo ello no estaría mal que alguien diera explicaciones en el Congreso de los Diputados. Eso sí, sin necesidad de comisiones de investigación que sólo sirven para llenar telediarios y alimentar el ruido mediático. Otra cosa, es que si hubiera el más minimo indicio de delito o de irresponsabiloidad por mala gestión, la Justicia actúe de inmediato y sin miramiento alguno. No estaría nada mal. 

Tras este frenético fin de semana podríamos pasarnos horas, días, meses y años discutiendo si se trata de un rescate o una línea de crédito millonaria sin llegar a ningún acuerdo. Esto va por ideologías. No hay más que ver los encendidos debates que suscita  la dualidad rescate-préstamo entre los distintos partidos y los tertulianos profesionales. Ninguno se sale del guión. Así que visto lo visto, lo que no nos falta en esta ensalada es el tomate. 

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