miércoles, 31 de octubre de 2012
Tasados
Les pongo en situación.Miércoles, estación de metro de Goya, andén petado de viajeros hacia las tres menos cuarto de la tarde, más o menos. Los paneles luminosos informan de que el próximo convoy pasará dentro de cuatro minutos. Muchos viajeros, de distintas edades, observan en silencio la pantalla del canal de televisión de metro. De repente, la voz en off, acompañada por subtítulos, da a conocer que a partir del 1 de enero habrá que pagar un euro cada vez que el médico expida una receta. La voz insiste en que es una medida disuasoria y que el objetivo es reducir el gasto farmacéutico. A mi alrededor oigo murmullos y balbuceos. Giro la cabeza y veo a un hombre aparentemente cercano a la jubilación que frunce el ceño y refunfuña. A su lado, una joven con estética del movimiento 15-M está paralizada. Su expresión es de incredulidad, paso previo al cabreo que transmite a su colega. Y a mí me da por pensar que es una pena que no nos podamos ni desgravar porque la crisis nos hace cisco.Vamos, que nos podemos dar por tasados.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Más allá
Creer en los políticos se antoja cada vez más difícil. Probablemente creer en ellos es como hacerlo en Anne Germain, esa medium de prime time televisivo que dice que habla con los muertos. Tan acostumbrados a decir sólo lo que unos quieren oír y a tirar de dinero público a su antojo para ganar votos, la autocrítica brilla por su ausencia. No es de extrañar que según el último barómetro del CIS los políticos estén entre los principales problemas de los españoles.
Esta reflexión viene a cuento de lo que hay que exigir a los políticos más cercanos a nuestra vida. Se trata de esos concejales que estos días se afanan por elaborar unos presupuestos municipales y de fijar las tasas y ordenanzas de 2013. El patio no está para más de lo mismo ni farsas políticamente correctas. Si los políticos de andar por casa quieren ganar credibilidad tienen la oportunidad de demostrarlo. Si no es así, espero que disculpen que me inspiren tanta desconfianza como lo hace Anne Germain cuando habla con el más allá.
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